Los adolescentes en Madrid fuman menos, pero comienzan más pronto con el tabaco

  • La edad media de inicio al consumo de tabaco se sitúa en los 13,5 años.
  • Por primera vez, las mujeres madrileñas fuman más que los varones.
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Tres adolescentes fumando en un parque de Madrid.
Tres adolescentes fumando en un parque de Madrid.
JORGE PARÍS
Tres adolescentes fumando en un parque de Madrid.

A edad más temprana. Los chavales madrileños se inician en el consumo del tabaco cada vez más pequeños y ya lo hacen a los 13,5 años, una de las tasas más bajas de todo el país y ligeramente inferior a la media española, establecida en 13,7 años, según un estudio presentado este jueves por Neumomadrid.

Hace cinco años y, según explica el doctor Carlos Jiménez, responsable de tabaquismo de Neumomadrid, "los chicos de Madrid fumaban su primer pitillo a los 14,5 años", es decir, en el último lustro la edad se ha reducido en un año.

Entre los motivos que adelantan la primera calada está que "el tabaco es barato si se compara con otros países", argumenta Jiménez, que culpabiliza de esta precocidad a "la publicidad indirecta en las series de televisión en la que los personajes salen fumando".

Algo que apunta también el sociólogo de la Universidad Rey Juan Carlos Roberto Barbeito. "Los adolescentes sufren un mimetismo con la televisión, imitan comportamientos de grupos juveniles mayores que ellos y si salen en los medios de comunicación, todavía son mucho más permeables a imitarlos".

Basada en hechos reales

Una portavoz de Física o Química (serie sobre la vida en un instituto que emite Antena 3) asegura que sus episodios "están documentados y basados en hechos reales. Hemos ido a institutos donde los chicos fuman, además somos una ficción que se emite de noche para adultos; los niños de 13 años no deberían estar viendo la tele a esas horas; además, en nuestros capítulos no salen los actores fumando constantemente".

Sin embargo, algo está cambiando. Hace doce años, en series juveniles como Al salir de clase, los personajes triunfadores no fumaban.

Pese a que cada vez prueban el tabaco más pronto, los chavales madrileños fuman menos. Mientras que en 2000 el 38% de los chicos de entre 15 y 16 años consumían tabaco, ahora la cifra se ha reducido a un 30%.

Las chicas fuman más

Por sexos, las diferencias se marcan más. Si hace nueve años el 29% de las chicas consumían tabaco de forma diaria, ahora se ha reducido al 15%. Para los varones, las cifras también son esperanzadoras. Desde 2000 los fumadores han pasado del 20% al 13%.

En el ámbito de los adultos, son ellas las más enganchadas y, por primera vez en Madrid, las mujeres fuman más que los hombres.

Un 34,3% frente al 33,2% de ellos, según la Dirección General de Atención Primaria. Hace 22 años sólo lo hacían el 32,4% de las adultas frente al 58,1% de hombres. En 2000 lo hacía el 34,6% de ellas frente al 36,1% de ellos. Los expertos vaticinan que en 15 o 20 años sólo fumará el 10 % o el 15% de los madrileños.

"Para que no te dejen de lado"

Fumar es algo habitual para los jóvenes, que usan el cigarro para relacionarse. Alejandro Habranovich acaba de abrazar la mayoría de edad, pero lo suyo con el cigarro viene de atrás.

Comencé por ver qué se siente, porque ves a otros y no quieres que te dejen de lado
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Comencé a fumar con 13 años y se lo dije a mis padres con 16", cuenta mientras intenta explicar cómo comenzó su hábito: "Fue por ver qué se siente, porque ves a otros y no quieres que te dejen de lado".

Eso sí, la parte más difícil era conseguir dinero para mantener el vicio a tan temprana edad. "Usaba la excusa de comprarme un bollo o chucherías", dice.

Que su mejor amigo fume no parece influir en Carlos y Andrés Suárez, a los que la calada no termina de convencer. "Lo he probado, pero no me lo termino nunca", afirma Carlos (15 años), alumno de 1.º de ESO del Conde de Orgaz.

"En casa nos dicen que no empecemos a fumar, que por lo menos nos esperemos a ser más mayores", remata su hermano Andrés (16 años), que cursa 2.º de Secundaria en el mismo centro.

Su amigo Alejandro confirma que no mienten: "Jamás me han pedido un cigarro", asevera. Algo que no puede hacer extensible a sus compañeros de curso: "No llego a fumarme un paquete al día, pero siempre se me acaba porque reparto entre los compañeros de clase", una costumbre que le asegura que luego le darán tabaco cuando él no lo lleve. Y es que "en el instituto todo el mundo fuma..., a mí me han llegado a expulsar una vez por hacerlo en el patio", recuerda resignado.

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