Tres familias, tres tribus y tres destinos que se convirtieron en la aventura de sus vidas. Cuatro estrena Perdidos en la tribu (Cuatro. Domingo, 22.15 h), un docureality presentado por Nuria Roca en el que tres familias -una canaria, otra manchega y una catalana- abandonaron sin saberlo (el casting se hizo sin dar a conocer el objetivo final del programa) las comodidades de la civilización para adaptarse a la vida de tribus primitivas en Namibia, Indonesia y en el desierto del Kalahari.

El director, Hugo Tomás, señaló que "el objetivo era lograr la integración total de las familias, que han tenido que convertirse en uno más de la tribu, por dentro y por fuera". Nuria Roca, que conoció a los participantes antes de que emprendieran su viaje, aseguró: "Han vuelto transformados: hay momentos de unión, pero también de infierno".

Durante tres semanas, los concursantes no sólo tuvieron que vestir las ropas de los indígenas, adoptar sus costumbres o comer su comida... sino pensar y comportarse como ellos. Para ganar los 150.000 euros de premio, las familias debían conseguir que la tribu los aceptara a todos.

Como aliciente, contaron con la ayuda de los habitantes del poblado, que los instruyeron en los trabajos diarios y ritos. En este choque cultural veremos cada semana a las familias enfrentarse a un consejo tribal que valorará si se integran o si deben castigarlos.

Conservando la esencia

Para poder transmitir con fidelidad la esencia de la vida indígena, las grabaciones se hacían con la gente indispensable. "Un cámara y un microfonista captaban de forma espontánea las reacciones de la tribu y de la familia", explicó Hugo Tomás, director de Perdidos en la tribu. Los habitantes de los poblados fueron muy hospitalarios: "Aunque teníamos un médico, cuando enfermamos nos atendió su chamán".