Dicen los mayores que las desgracias nunca vienen solas aunque, siguiendo con el refranero, después de la tempestad siempre viene la calma. Así lo esperan los propietarios de los negocios afectados por las obras del metro de Granada.

La crisis ha dejado malheridas las cuentas de los pequeños negocios, si bien los inconvenientes de los trabajos del metro han acuciado sus pérdidas. En algunos casos, «se dan situaciones dramáticas», comenta el portavoz de los comerciantes de Maracena, Víctor Pérez.

Los pequeños empresarios maraceneros han visto cómo sus ventas han caído «hasta un 80%» en los negocios del Camino de Albolote -principal arteria de la localidad-: «No hay aparcamientos, las direcciones están cambiadas y para acceder a un negocio hay que caminar 80 metros para desandarlos de nuevo», denuncia Víctor Pérez.

Los ánimos en Armilla no están tan caldeados: «Aquí nos lo hemos montado mejor», matiza el presidente de la asociación de comerciantes armilleros, Pepe Ballesteros. «Al principio tuvimos problemas porque nos dejaron sin accesos a los negocios, pero  poco después conseguimos que nos hiciesen pasarelas, que están adaptadas, por cierto, a los discapacitados», añade Ballesteros.

En el Zaidín, los comercios aguantan el tirón como pueden. Allí las obras del metro tienen un «efecto onda», explica el presidente de los comerciantes del barrio José Jaldo. «Directamente afectan a unos 120 negocios», aunque los trabajos frenan la actividad de otro número similar «por la falta de aparcamiento o los desvíos». Algo similar ocurre en el Camino de Ronda.

Con casi todos los tramos iniciados -falta el soterrado por Méndez Núñez-, los empresarios «exigen que se cumplan los plazos», indica el presidente de la asociación de vecinos de Ronda, José Vargas. El 3 de junio deben abrirse los dos carriles de Maracena y para mediados de agosto está previsto el fin de los trabajos en Armilla. El Zaidín ha de esperar a finales de año.

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