"Comencé como modelo siendo apenas una adolescente. No quería depender del dinero de mis padres. Fui una niña extremadamente tímida, es curioso que haya elegido después profesiones en las que te expones continuamente, quizá me ponía a prueba...Siempre sentí la necesidad de ser reconocida, no famosa, me refiero a que se reconociera mi trabajo".

"Me compro poca ropa. No llevo maquillaje. Estoy orgullosa de mi edad, no creo que cuando tú llegues a ella te conserves igual que yo. (...) El dejar la pasarela a los 29 años fue duro, más que enterarme de que mi padre biológico no era el industrial Alberto Bruni, como había creído hasta entonces, sino un músico italiano llamado Maurizio Remmer. Saber aquello fue un alivio, las personas se sienten mejor con la verdad. Tras dejar la moda recurrí a terapia. Me ayudó muchísimo, debería introducirse en los colegios. (...)Tengo cuatro gatos, cada uno de un ex. Yo a veces soy una gatita, y a veces, un tigre. Tengo un hijo, Aurélie, es muy serio, un pequeño intelectual. Yo, en cambio soy pura física. (...) La monogamia es aburrida. Nunca pongo mi moralidad en el sexo. La pongo en el trabajo bien hecho, el respeto... El amor es agradable, pero el deseo es la vida". (Extractos de entrevistas realizadas antes de 2008 a Carla Bruni en diversos medios)

LOCA... por su marido

"Le dije a Nicolas que no podía elegir entre la música y él. No iba a dejar mi trabajo y dedicarme a planchar sus camisas durante los próximos cuatro años. No puedo negar mi pasado. No he hecho nada de lo que me arrepienta".

"Estoy loca por mi marido. Seré primera dama mientras Sarkozy gobierne y. después, su mujer hasta la muerte. Mis reflejos epidérmicos son de izquierdas, aunque votaría por mi esposo. Ojalá convenza a la gente de que soy una persona seria". (Extractos de entrevistas concedidas a partir de 2008).

CARLA ... a pie de calle

"¿Carla Bruni? Es un déjà-vu", exclama Alice, una joven francesa cuando se le pregunta por la primera dama de su país, "ya la conocemos de sobra, ya no despierta interés", aclara.

La "figurina del presidente" -como ella la llama- le inspira términos como "hartazgo", "saturación", "omnipresencia". "Está obsesionada con su imagen. ¿Sabías que tiene su propio fotógrafo? Dicen que un reportero que no la retrató favorecida tuvo que abandonar el país... nadie se atreve a arremeter contra ella ni contra su marido".

Sin embargo, los últimos textos publicados con motivo de su primer año de matrimonio con Sarkozy demuestran que las opiniones de los galos respecto a la ex modelo se han suavizado después de que la pareja presidencial optara por restringir sus efusivas apariciones en público.

Más de la mitad considera que ha desempeñado sus labores sin tacha, que se ha comportado como una profesional moderna y discreta, la atribuyen el logro de haber terminado con el "bling, bling" (ostentosidad) de Sarkozy y miran con agrado su nueva vocación humanitaria (acaba de crear una fundación solidaria junto a su esposo).

Si acaso, sólo la reprochan su talante "algo distante y frío".

Fuera de Francia, las visitas de la esposa del presidente galo desatan apasionadas batallas de flashes. Su piel de cera, su sonrisa misteriosa, sus andares pausados y sus sencillos modelos de firma combinados con manoletinas han logrado ganarse el respeto incluso de sus antiguos admiradores, aquellos que veneraban la Carla más indie y musical. "Es sorprendente que se haya casado con Sarkozy, pero ha hecho lo que ha querido, olé sus agallas", declaraba uno de estos últimos.

Hombres nucleares

Uno de los numerosos libros que se han publicado desde que Bruni llegó al Eliseo afirma que ésta manifestó en una ocasión que buscaba a un "hombre con poder nuclear". Con sólo 22 años, Bruni arrasó el corazón de Eric Clapton al abandonarlo por Mick Jagger.

"Sentí tanta gratitud como compasión por Mick, primero por librarme de una condena segura y, segundo, porque sufrió en su servidumbre la misma agonía", escribió el ultrajado.

Su relación con el líder de los Rolling Stones convirtió a Bruni en una de las modelos más famosas del momento; a Jagger, le costó en cambio su matrimonio con Jerry Hall.

Excepto sus romances con el actor Vincent Pérez o con el padre de su hijo, el profesor de Filosofía Raphael Enthoven, a la primera dama francesa siempre le han atraído los maduros. Sarkozy es trece años mayor que ella. Antes que él también pasaron por sus brazos Donald Trump o Kevin Costner .