Cuando una vaca o una oveja mueren, el ganadero tiene la obligación de informar a las autoridades para que pretendía evitar la propagación del mal de las vacas locas.

Ahora, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, se plantea elaborar una ley autonómica que permita dejar en el campo a los animales que fallezcan de muerte natural. La intención es utilizar sus cadáveres como carroña para las aves rapaces (águilas y buitres).

"La recogida de animales muertos será muy higiénica, pero es antinatural; las rapaces necesitan comer carroña", explicó Aguirre. Esta norma sería "una excepción" a la legislación nacional.

Es una de las medidas previstas por la Consejería de Medio Ambiente para recuperar la población de rapaces, en peligro de extinción en la región. En los últimos años ha habido avances en la protección de estas aves: en 2000 había sólo 23 parejas estables de águila imperial y ahora hay 30 repartidas por todo el oeste regional, según datos de la Comunidad.

A ellas se unió ayer Susana, un águila de un año que fue dejada en libertad después de pasar seis meses en el hospital de fauna de Majadahonda, donde le curaron las heridas en un ala.

Electrocutados y cazados

Además, ya hay 95 parejas de buitre negro, 10 de cigüeña negra y 16 de águila real. Para protegerlas se ha actuado contra sus principales causas de mortalidad: los tendidos eléctricos y la caza furtiva. En los últimos ocho años se han cubierto los cables de electricidad con aislantes para evitar electrocuciones y se ha perseguido a los cazadores que colocaban cebos envenenados para matar a las aves.