José María Solís ya está en casa. A mediodía de este martes acababa la pesadilla para la familia de este empresario de la construcción que el lunes amenazó con quemarse a lo bonzo dentro de su camión si el Consistorio de Loeches no le pagaba los 450.000 euros que le adeuda desde hace cuatro años por la ejecución de obra pública.
"La situación me ha sobrepasado, yo lo único que quería era cobrar", asegura José María, que justifica su actitud: "Yo estoy hasta el cuello de deudas y ya no sabes que hacer, estoy hecho polvo", asegura.
El empresario, que afirma que no sabe si habría sido capaz al final de prenderse fuego, espera que ahora el ayuntamiento "esta vez cumpla lo que se ha comprometido y nos pague, esta vez, de verdad".
Tras 26 horas en los calabozos de la Guardia Civil, José María ha sido puesto en libertad provisional sin fianza y se ha trasladado a su casa de Morata de Tajuña, donde le esperaba toda la familia. "Ahora tiene que descansar, está agotado", cuenta su hijo David, de 28 años, que aún no da crédito a lo ocurrido.
"Confía en mí, confía en mí, es lo único que me decía desde dentro mientras me miraba", explica David, quien asegura que siempre supo que su padre no cumpliría su amenaza. "Sólo puso en peligro su integridad física, y yo sabía que no lo haría", recuerda aún superado por la emoción y al borde de las lágrimas.
Sobre cómo estaba su padre, que no soltaba el bidón de gasolina, no quiere que nadie se lleve a engaño: "Estaba tenso pero bastante entero, estaba defendiendo lo suyo y pidiendo justicia". Una Justicia que le obliga a presentarse ahora en los juzgados el día uno de cada mes hasta que se celebre el juicio.
"Nos ha desbordado"
Los Solís no esperaban semejante reacción y muestras de apoyo y reconocen que "nos ha desbordado. "Los obreros de mi padre han venido al calabozo y los que ya han encontrado trabajo han llamado y luego se han acercado al salir del tajo", explica David, que confía en poder volver a contratar en breve a la plantilla despedida (18 personas).
El 20 de febrero, según les ha asegurado el Consistorio, percibirán 180.000 euros de la deuda y acordarán los plazos para el pago de los 270.000 euros restantes.
El problema hasta ayer lunes es que el Ayuntamiento "ya ni nos daba excusas, simplemente nos rehuía", recuerda el hijo pequeño del empresario.
Su hermano mayor, Javier, sigue al frente del negocio familiar esperando que el pago sea una realidad y se haga efectivo cuanto antes.
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