"Yo no me subo al autobús ese de los ateos, la verdad es que es una blasfemia"

  • En las calles de la capital se mantiene una particular cruzada entre autobuses creyentes y los que no lo son.
  • En total son cinco las líneas de autobuses por donde transitan los seis vehículos con mensaje.
  • Las campañas, tanto atea como creyente, cuestan 3.000 euros, según las tarifas de la EMT. 
  • ENCUESTA: Y tú, ¿de qué autobús eres?
Dolores, de 69 años, exhibe una pancarta sobre su abrigo en la que reivindica la existnecia de Dios. (ARCHIVO)
Dolores, de 69 años, exhibe una pancarta sobre su abrigo en la que reivindica la existnecia de Dios. (ARCHIVO)
ARCHIVO
Dolores, de 69 años, exhibe una pancarta sobre su abrigo en la que reivindica la existnecia de Dios. (ARCHIVO)

Si se propone hacer caso de la castiza expresión y viajar de Madrid al cielo durante estos días, no coja el bus, porque puede que le nieguen la entrada al llegar a su destino.

Y es que, a pesar de que Dios nunca ha estado más presente en los autobuses de la EMT, el ambiente que se vive a bordo de los mismos dista mucho del sentimiento cristiano.

Estel martes comenzaron a circular por el centro de la capital los polémicos autobuses con mensajes a favor y en contra de la existencia de Dios. Toda una guerra publicitaria en la que participan hasta seis vehículos con lemas como Probablemente Dios no existe (por las líneas 3 y 5), Dios sí existe, confía en él y Cuando todos te abandonan, Dios permanece contigo (en las líneas 147, 20 y 5, esta última, la misma por la que pasan los buses ‘ateos').

Discusiones teológicas

Muchos usuarios entraban ayer al vehículo sin percatarse del cartel, aunque, al advertirlo, enseguida cuchicheaban. Algunos parecían molestos, como al conductor de uno de los buses ateos: "Si por mi fuera, los prohibía, van contra mis creencias". Su homónimo en otro de los cristianos, sin embargo, era más tolerante: "Me da igual, oiga, esto es sólo publicidad".

Una de las viajeras, Mónica, de 32 años, "creyente, pero no practicante", también lanza su opinión: "Esta polémica es estúpida. Todos tiene derecho a expresarse".En las paradas, mientras, las actitudes iban desde la indiferencia más absoluta hasta las protestas airadas.

Era el caso de Dolores, de 69 años: "Yo no me subo al autobús ese de los ateos, es una blasfemia", dice mientras luce orgullosa sobre su abrigo de pieles una pancarta que reza: "Dios sí existe, Él es mi consuelo y mi esperanza".

El precio de las campañas publicitarias, las cristianas y la atea, ronda los 3.000 euros cada una, atendiendo a las tarifas de la EMT, aunque la atea, que estaba contratada para exhibirse durante un mes, podría durar algo más.

Para poder anunciarse, los carteles tuvieron que pasar el filtro del Comité de Autocontrol de la Publicidad, que les dio el visto bueno.

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