Es intenso y memorable el retrato que hace Abdellatif Kechiche (director de La escurridiza, sincera película de amor adolescente en los suburbios de París) de una familia árabe en el sur de Francia y su peculiar manera de lidiar con los conflictos que la agitan.

Los muestra en diferentes momentos de su cotidianidad mediante largas secuencias en las que Kechiche busca nerviosamente los rostros de los personajes, ahondando en su verdad, en la extraña cercanía de lo que nos hace felices y lo que nos provoca la ira y el llanto.

El protagonista de esta película (premio del jurado en el Festival de Venecia) es el patriarca de la familia, que quiere abrir un restaurante de cuscús —de ahí su título— en un barco anclado en los muelles. Su propósito es conseguir el éxito para que los suyos salgan de pobres.

En ese buque, en un final de excepcional dramatismo en el que todo parece conchabarse para salir mal, hay una espectacular danza del vientre de una de las hijas del patriarca que nos deja boquiabiertos. Y así es como salimos del cine.

CUSCÚS. Francia, 2007 / 151 min / Dir.: Abdellatif Kechiche / Int.: Habib Boufares, Hafsia Herzi / Estreno previsto: 30 de enero