Alberto Matarán Ruiz, Dr. Ambientólogo, Director de la Cátedra José Saramago-Seminario de Medio Ambiente y Calidad de Vida de la Universidad de Granada.

-¿Cuáles son los principales problemas ambientales de Granada?

El principal problema para la sostenibilidad de Granada será la desigualdad y la exclusión social. La degradación y el olvido de algunos espacios urbanos (barrios periféricos e intersticios en el centro) y los crecientes problemas socioeconómicos a los que se enfrenta parte de la población de nuestra ciudad disminuyen de forma extraordinaria la calidad de vida y la salud de estas personas (e incluso las expulsa de la capital hacia el extraradio) lo que constituye, por tanto, un problema ambiental de primer orden.

Otro problema ambiental más difícil de esconder a la ciudadanía es el tráfico de los vehículos que funcionan con motor de combustión (mayoritariamente automóviles y motocicletas de uso privado). Sin duda, el efecto agregado de los miles de coches que atraviesan a diario las calles de Granada supone la principal fuente de contaminación química y de contaminación por ruido en nuestra ciudad.

Otro problema ambiental de gran importancia sería la degradación del espacio público y de los paisajes periurbanos. Salvo honrosas excepciones, los lugares comunes de la ciudadanía granadina son cada vez más inhóspitos, desaparecen los árboles bajo la voracidad de los aparcamientos y se prioriza la construcción de viviendas e infraestructuras mientras no se aborda con decisión la dinamización sostenible de la vega y la regeneración de los ríos y sus valles. Se tiende a dificultar el uso de los espacios libres de edificación (plazas, avenidas, parques...) mediante procesos de vallado o a través de su privatización; de este modo pierden su esencia de lugar de encuentro en un contexto social y urbano donde las relaciones y el respeto entre las personas es cada vez más difícil.

¿Cómo estamos con respecto a otras ciudades?

Aunque debemos ser conscientes de que la situación es muy preocupante en la mayoría de las ciudades de Andalucía (por centrar la cuestión en un espacio determinado), llama la atención que el Índice de de calidad del aire por zonas elaborado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para 2007, define a Granada y a su área metropolitana como el lugar con mayor cantidad de días con situaciones no admisibles de contaminación atmosférica, justo detrás de la zona industrial de Bailén. En materia de ruidos las diferencias entre ciudades son todavía menores, y es evidente que un porcentaje mayoritario de la población urbana andaluza (el 70 % en la ciudad de Granada) sufre niveles de contaminación por ruido por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud determina como Nivel de Malestar Fuerte (55 dBA).

-La solución está en...

Es fundamental replantearse el modelo de ciudad buscando la centralidad ambiental en las políticas urbanas. Por ejemplo, frente a la expansión urbana y la construcción de infraestructuras viarias, se debe proponer la regeneración de espacios y edificios degradados o de baja calidad. Cabe recordar aquí que los procesos de recualificación urbana generan más puestos de trabajo que las construcciones de obra nueva y muchos más que la construcción de infraestructuras viarias. Por lo tanto, al mismo tiempo que se mejoran las condiciones de la ciudad, se mejoran las de la ciudadanía, y todo esto con un menor consumo de suelo y otros recursos.

Otra acción urgente sería seguir el camino de las ciudades más agradables del mundo y limitar al máximo la circulación de vehículos privados a motor en nuestra ciudad. Y esto se debe hacer a través de medidas disuasorias como por ejemplo: fomentar el transporte público, construir parkings ligados a las paradas de bus y metro en el extraradio, fomentar medios privados alternativos como la bicicleta... Sin embargo para reducir realmente el tráfico privado es fundamental que se utilicen también medidas coercitivas como por ejemplo las siguientes: restringir el paso de vehículos privados por un número creciente de calles, disminuir el espacio viario y los aparcamientos dedicados al vehículo privado, reducir la velocidad máxima de circulación en todas las vías urbanas y metropolitanas, limitar el acceso de los vehículos más contaminantes a la ciudad...).

-¿Qué se está haciendo en Granada?

Hace 10 años se hizo un plan de ordenación territorial del ámbito metropolitano (POTAUG), que se superpone de forma descoordinada con numerosos planes de ordenación urbana y con algún intento de planificación estratégica que todavía no ha cuajado. En la mayor parte de estos documentos se habla de sostenibilidad, la planificación supramunicipal incluía ciertos aspectos de regeneración urbana y paisajística, sin embargo, la gran mayoría no se han abordado. Además, mientras las infraestructuras viarias son consideradas prioritarias, los proyectos del metro ligero y las ciclovías nacen ya muy limitados. Los planes municipales son, junto a la construcción de las autovías, los grandes responsables del desastre ambiental metropolitano, de la destrucción del paisaje y del espacio público, y del incremento exacerbado de los viajes en vehículo privado en el área metropolitana. Por lo tanto, un "0" redondo en modelo de ciudad.

Se están haciendo esfuerzos por mejorar la coordinación metropolitana de las políticas de transporte, pero el resultado todavía es muy precario y las decisiones importantes se toman en otro sentido: al mismo tiempo que los gobernantes dicen que quieren fomentar el transporte público, construyen parkings y túneles de escasa utilidad como los que hizo el Ayuntamiento de Granada que sólo han desplazado los atascos y que además generan en sí una mayor utilización del vehículo privado, y por lo tanto una mayor contaminación. Y lo que es mucho peor, la mayor inversión en transporte y en territorio que se quiere hacer en Granada es la Autopista de la Alhambra que, tanto en el modelo de los túneles del Ayuntamiento como en el modelo de los puentes de la Junta de Andalucía, generaría un importante incremento en el uso del vehículo privado que afectaría gravemente a zonas tan sensibles como el Albaizin o los valles que riegan Granada y su Vega. Por lo tanto, casi "o" en inversiones para la mejora de la calidad de vida y la salud de la ciudadanía.

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