Investigan a un colegio que castigó tres horas a una niña de tres años

  • Los padres denuncian que la dejaron "sola y encerrada" en el comedor.
  • La castigaron por no comerse una mandarina.
  • "Esos métodos educativos creo que ni en el siglo pasado se aplicaban".

Lorena, de apenas tres años, no quiere oír ni hablar del comedor escolar desde que el pasado 2 de diciembre las monjas de su colegio de Valdemoro, el centro privado Nuestra Señora, la dejaran "sola en el refectorio durante más de tres horas como castigo por no comer una mandarina", según su madre, Rocío Espejo.

Mi hija estuvo casi tres horas castigada por no comerse la mandarina

Además, ese día dejó "una nota en su mochila en la que le decía que no la forzaran a comer porque, aunque parecía que estaba bien, su hermanita tenía gastroenteritis y era posible que Lorena se pusiera mala", explica en una carta remitida a 20 minutos.

Tenía un gajo en la boca

Cuando Rocío la recogió, a las 17.00 h, "tenía un gajo en la boca. En ese momento no le di importancia, pero la niña se echó a llorar y me dijo que la habían castigado en el comedor por no comerse la fruta". Rocío se preocupó por la sanción. "Las niñas acaban de comer sobre las 14.00 h, así que mi hija estuvo casi tres horas castigada por no comerse la mandarina".

Los padres esperaban que lo que les había contado su hija fuera una exageración. Pero, tras hablar con la tutora, decidieron ir directamente a la directora, "que me dijo que esa era la forma de actuar con las niñas en ese colegio y se consideraba correcta".

Hay que razonar con ellas para que no se conviertan en niñas consentidas

Indignados, este mismo martes sacaron a la pequeña del centro. Como secuelas a la angustia que pasó le ha rebrotado un tartamudeo y "repite que no le gusta la mandarina". Además, Rocío y su marido han puesto una queja al Defensor del Menor que ha sido admitida a trámite y se ha puesto manos a la obra para investigar el asunto. También están estudiando emprender acciones judiciales.

El colegio aseguró este miércoles que "además de alimentarlas tenemos que educarlas; hay que razonar con ellas para que no se conviertan en niñas consentidas, ya que en un comedor no se puede comer a la carta". El centro, además, dice que la niña no se quedó sola en ningún momento.

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