50.000 ansares comunes (gansos) procedentes del norte de Europa recorren estos días más de 3000 km de distancia para refugiarse en el entorno natural de Doñana donde pasarán los meses más fríos del año.

Mientras este fenómeno de inmigración, tan atractivo para muchos, se produce cada día Antonio Rodríguez, de Doñana Nature (www.donana-nature.com ), realiza visitas guiadas al parque para enseñar a curiosos, biólogos, ornitólogos, fotógrafos... las maravillas de este espacio natural con más de 100.000 hectáreas.

La ruta comienza a las tres y media de la tarde en la aldea del Rocío de Almonte (Huelva), junto a la puerta de la ermita. A bordo del todoterreno lo primero que se observa son los matorrales que conforman este gran bosque natural, uno de los tres ecosistemas del parque. Aquí, el lince, el felino más amenazado del mundo, campea a sus anchas.

Se estima que sobreviven de 40 ó 50 ejemplares en el parque. "Hace 20 años vi mi primer lince, y son tantas las experiencias que contar...”, comenta entusiasmado, el guía.

La expedición continúa hasta que Antonio alerta al grupo del avistamiento de un águila imperial: «es la joya del terreno». Hay de 8 a 14 parejas reproductoras. Adivinar su pista es fácil puesto que construyen un gran nido en las copas de los árboles más grandes. Se alimentan de roedores, liebres y carroñas; y cazan al acecho, capturando a sus presas en el suelo.

La tercera parada es en las marismas, el ecosistema preferido de los 50.000 ansares que ahora viajan al sur. «Buscan las zonas inundadas en grandes bandadas provocando un marco de ruído y colorido espectacular», dice. De vuelta, es cuando el rojo atardecer de este paraíso sorprende melancólicos a todos. «Igual que hay coleccionistas de aves, la última moda es coleccionar puesta de sol. Doñana te hace volver».

El lince, cada vez más precario

El lince «no está cómodo» en el parque, según señala David Muñoz, funcionario de Doñana a 20 minutos . «Necesitan abundancia de presas, puntos de agua y refugio», añade. Su situación es «precaria», tienen «dificultad» para dispersarse y los alrededores «están muy humanizados», agrega.