Las industrias del cloro españolas contaminan igual que hace diez años

Las nueve industrias que producen cloro en España contaminan prácticamente igual que hace diez años y siguen vertiendo mercurio y otras sustancias a los ríos y al mar, y sólo una de ellas, la de
Hernani (Guipúzcoa), ha modernizado su tecnología, según ha denunciado

Así lo constata el informe La industria del cloro: contaminación silenciosa elaborado por la organización ecologista, que ha denunciado el "beneplácito" del Gobierno y de las autonomías con este sector al que permiten "continuar contaminando libremente".

Según Greenpeace, el Gobierno ha firmado un acuerdo con la industria del cloro que le permite continuar utilizando la tecnología de 'celdas de mercurio' hasta el año 2020 sin emplear las mejores técnicas disponibles que establece la Directiva Europea de Prevención y Control Integral de la Contaminación.

El director ejecutivo de Greenpeace España, Juan López de Uralde, la responsable del informe, Sara del Río, y la directora de la organización en Cataluña, Ana Rosa Martínez, han presentado este estudio, que incluye un trabajo de campo en el que se han recogido 43 muestras de agua y sedimentos de 22 puntos cercanos a cada una de las plantas productoras de cloro.

Los resultados, analizados en los laboratorios de la unidad científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido), han proporcionado "una visión desoladora de la grave contaminación" que producen estas nueve empresas, ha asegurado López de Uralde.

Tecnología obsoleta

De las nueve industrias, cuatro pertenecen a Ercros (Flix, Palos de la Frontera, Sabiñánigo y Vila-seca), dos al grupo Solvay (Martorell y Torrelavega), mientras Elnosa (Lourizán ), Electroquímica de Hernani (Hernani) y Química del Cinca (Monzón) son propietarias de las otras tres.

Sara del Río ha precisado que ocho de estas industrias utilizan una tecnología obsoleta, denominada de 'celdas de mercurio', una técnica muy contaminante que libera al medio ambiente grandes cantidades de elementos tóxicos y que ya ha sido abandonada por la mayoría de países europeos productores.

Cataluña es, con tres fábricas en Flix, Vila-seca y Martorell, la región más afectada, según la organización ecologista, por la contaminación que produce la industria del cloro.

La situación más grave se vive en Flix, donde los análisis han demostrado la existencia de elevadas dosis de mercurio, cloroformo, cadmio, cromo y hexaclorobenzeno, que se han acumulado desde el inicio de la actividad de la planta en 1899 en el río Ebro y en el embalse próximo de Riba-roja d'Ebre.

Por lo que se refiere a las muestras recogidas de zonas próximas a la planta de Ercros en Palos de la Frontera, con una capacidad para producir unas 100.000 toneladas al año de cloro, han detectado trazas de mercurio, concentraciones de diclormetano, cloroformo y otras sustancias clasificadas como peligrosas si se ingieren, inhalan o se absorben a través de la piel.

Mercurio, plomo, cadmio...

En la de Monzón se ha recogido "la batería de muestras más representativa de este estudio" y a unos 200 metros aguas abajo de la instalación se ha constatado la existencia de la sustancia cancerígena monocloruro de vinilo, en una proporción diez veces superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

La planta de cloro de Sabiñánigo, la tercera más antigua de España (1921) y que produce actualmente unas 25.000 toneladas de este producto, deja más de 60 compuestos orgánicos diferentes en las muestras recogidas en el río, además de restos de mercurio por encima de los límites de detección.

En la industria situada en Torrelavega (Cantabria) las muestras del río Saja han constatado la existencia de mercurio, plomo y cadmio, según Greenpeace, que recomienda un muestreo del emisario submarino instalado por Solvay para conocer "su contribución contaminante al Mar Cantábrico".

La planta de cloro-alcalino de Hernani es la única en España que produce por membrana, una tecnología que adquirió el año 2002, y vierte directamente al mar a través de un emisario submarino, por lo que la organización ecologista ha indicado que las muestras recogidas en el río han ofrecido "valores poco representativos y fuera de los límites de detección de elementos contaminantes".

La planta de Lourizán, en la ría de Pontevedra, cuenta también con un emisario submarino desde el año 2003 a pesar del cual Greenpeace ha detectado la existencia de mercurio en la zona adyacente al antiguo canal de desguace de la industria

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