Debido a su composición química es altamente tóxica y adictiva. Los adictos a esta droga son corrientemente denominados como muertos vivientes debido a su apariencia física. Su consumo se ha extendido sobre todo por países de Latinoamérica como Chile, Argentina (a partir de su año de recesión económica) o Uruguay.

El gobierno de la Provincia de Buenos Aires indicó que el consumo intenso de paco puede producir muerte cerebral en al menos 6 meses. El adicto al paco puede fumar por día, en promedio, 10 a 15 cigarrillos. El efecto de un cigarrillo dura entre dos y cinco minutos, dependiendo de la cantidad y de la calidad de la droga consumida.

Las etapas por las que transita un consumidor al momento de consumir paco son las siguientes:

Euforia: disminución de las inhibiciones y sensación de placer. Durante esta etapa la persona parece atontada, se queda sin habla y se le abren los ojos más de lo normal.

Disforia: el consumidor comienza a sentirse angustiado, deprimido e inseguro. Aquí la persona parece estar "atontada", se queda sin habla y se vuelve seria con el único interés de continuar consumiendo.

Adicción: consumo sin interrupciones, buscando mitigar la sensación de disforia.

Etapa de psicosis y alucinaciones: surge la pérdida de contacto con la realidad, agitación, paranoias, agresividad y alucinaciones que pueden durar semanas.

Pero, como toda droga, también tiene efectos secundarios:

El ácido sulfúrico en el compuesto produce enfisema y cáncer pulmonar a medio plazo.

El queroseno disuelve el recubrimiento mielínico de los axones, impidiendo la transmisión de los impulsos eléctricos en las neuronas. A su vez, la combustión del queroseno genera monóxido de carbono, el cual substituye el oxígeno en los eritrocitos de la sangre.

Expectoración de sangre o mucosa sanguinolenta del tracto respiratorio. Su consumo durante el embarazo produce mutaciones severas en el feto.

Degradación progresiva de la piel, debilitamiento de los músculos, reducción acelerada del peso corporal (en algunos casos produce anorexia, desgana e insomnio, náuseas y vómitos, hipertensión arterial, migraña severa, taquicardia, frecuentemente produce úlceras en los labios y la cavidad bucal, comportamiento errático.