Haider: de "xenófobo y antisemita" a "hombre de estado responsable"

  • Con su muerte deja una incógnita en el espectro político austríaco.
  • Fue llamado "Napoleón de bolsillo" por Chirac hace años.
  • Admirado y denostado, Haider deja acéfala a la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ), que creó en 2005.
Jörg Haider, durante su última entrevista con el periódico 'Kleine Zeitung' en Klagenfurt, Austria.(EFE)
Jörg Haider, durante su última entrevista con el periódico 'Kleine Zeitung' en Klagenfurt, Austria.(EFE)
EFE/Gert Eggenberg
Jörg Haider, durante su última entrevista con el periódico 'Kleine Zeitung' en Klagenfurt, Austria.(EFE)

La muerte del líder ultraconservador Jörg Haider en un accidente de tráfico este sábado supone la pérdida del dirigente más astuto y camaleónico de la posguerra en Austria y deja una incógnita en el espectro político del país.

Admirado y denostado, Haider deja acéfala a la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ), que creó en 2005, en medio de las negociaciones para formar un gobierno, que deberá pasar casi ineludiblemente por una coalición, según la aritmética parlamentaria.

En el año 1999 se convirtió en candidato importante a Primer Ministro para el 2000, pero la Unión Europea exige a Austria cancelar su nominación debido a sus tendencias de ultra-derecha, hecho que se efectúa, y que de no haberse dado así sería muy probablemente el actual Primer Ministro austriaco

En las elecciones generales de este 28 de septiembre Haider casi triplicó los votos hasta el 11% con su tono conciliador y porte de hombre de Estado, que contrastó con los otrora ruidoso y radicales mensajes xenófobos y coqueteos con el nacionalsocialismo.

Al ponerse al frente de la campaña electoral del BZÖ, formación resultante de la escisión con el Partido Liberal Austríaco (FPÖ), Haider demostró tener un innegable carisma y ser la locomotora que atrae al votante joven y al desencantado con los cantos de sirena de los partidos tradicionales.

Pocas horas después de su muerte, que acaeció hacia las 01.30 horas (23.30 GMT del viernes) ya habían comenzado las cábalas sobre una posible reunificación del BZÖ con el FPÖ, encabezado por Heinz-Christian Strache, ex discípulo de Haider y su rival desde 2005, aunque últimamente se había percibido un acercamiento entre ambos.

Estas dos formaciones acumulan el 29% del apoyo popular, porcentaje casi igual al del Partido Socialdemócrata Austríaco (SPÖ), el más votado en los comicios del mes pasado, y tendrán mucho que decir en las negociaciones para formar un nuevo gobierno.

Los socialdemócratas, encargados por el presidente del país para formar el gobierno, se han negado en rotundo desde hace años a negociar una coalición con el partido de Haider y con el FPÖ por su política contraria cuando no hostil a la inmigración, sus devaneos euroescépticos y su populismo a favor del "hombre de la calle".

Con estas posturas, Haider y sus condiscípulos se han ganado muchos enemigos, no sólo en la política interior, sino en el extranjero, entre ellos la del ex presidente francés Jacques Chirac, al que aquel líder calificó una vez de "Napoleón de bolsillo".

Chirac no olvidó esta afrenta y se encargó después de encabezar una campaña entre los países miembros de la Unión Europea que culminó con la imposición de sanciones a la república alpina que duraron ocho meses. En cualquier caso, con la muerte de Haider habrá que barajar las cartas de nuevo.

Hombre de Estado

En primer lugar, el BZÖ deberá encontrar un sucesor que llene la huella dejada por este político al que no le han faltado etiquetas. Oportunista, egocéntrico, camaleónico, ultraderechista, neonazi, xenófobo, populista inveterado y antisemita, pero también gran talento, carismático, líder nato, gran personalidad política y dirigente fascinante son algunos rasgos que le han dedicado sus compañeros de viaje y enemigos.

Con su reciente metamorfosis política, Haider se presentó como un hombre de Estado responsable alejado del "enfant terrible" de la escena austríaca que le caracterizó en el pasado. Así se granjeó las simpatías de los sectores más desafectos a los dos grandes partidos, que han dominado la escena política en Austria en la posguerra, los conservadores democristianos y los socialdemócratas, y logró triplicar el apoyo popular hasta casi el 11 por ciento de los votos.

En Israel, donde Haider era tenido por un simpatizante de la causa nazi, la prensa lo consideraba este sábado casi como un político "moderado" comparado con Heinz-Christian Strache, jefe de los liberales austríacos (FPÖ), que podría encabezar ahora la reunificación con los seguidores de BZÖ del fallecido dirigente.

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