Óscar Gual se estrena con el rock del Ctrl + v

Su novela 'Cut and roll' es una ecuación negra. Cuando la vida son los ríos (de sangre y neón) que van a dar al 'game over'
Óscar Gual
Óscar Gual
Luis F. Sanz
Óscar Gual

Cut and roll es una novela con aire negro por la oscuridad de su atmósfera y el porcentaje de misterio de su trama. ¿Papá y mamá? Quentin Tarantino, por ejemplo: el primer diálogo, el primer capítulo, su ambientación e incluso la ropa de sus personajes nos remiten a Reservoir dogs, con referencias a Kill Bill; nombres propios aparte, el concepto de violencia y humor que Óscar Gual maneja es primo hermano del que desarrolla el director de Pulp fiction. También los últimos norteamericanos salvajes –Breat Easton Ellis y Chuck Palahniuk, más que cualquier otro moderno– y, sobre todo, la libertad de contar por contar.

¿Qué ganarías si perdieses un dedo o una pierna? ¿De qué prescindirías si renunciases a una parte de tu cuerpo? Antes de recibir la visita de Joel habrás meditado tu decisión, habrás estirado el plazo lógico hasta deshacerte del brazo o la oreja y habrás mareado la paciencia de este cobrador de los cuchillos. Él, ya acostumbrado, no mostrará un deleite excesivo cuando hunda el escalpelo o luche con la sierra ante la resistencia de un hueso. Es un tipo peculiar: solitario, capaz de renunciar a una carrera de éxito porque la chica de Woodstock le ofrece algo más animado. Joel maneja comandos y datos wikipédicos sobre Ozzy Osbourne; se le complican las relaciones personales. En resumen, un ángel. Un tipo con alas y buenas intenciones que debe enfrentarse a un cliente problemático: no sólo se niega a pagar, sino que arremete contra los jefes, La Compañía. Y la trama, agárrense, se remata en Venecia.

¿Es un pájaro? ¿Es un avión?

Hojeamos Cut and roll como libro: portada, lomo, etcétera. Gutenberg no lo habría superado. Y, sin embargo, su lectura nos habla –por referencias, pero también por planteamiento formal– del cine, los videojuegos, la música. El índice no es tal, sino un tracklist; la novela incluye dos relatos protagonizados por Joel a modo de bonus tracks para degustar una vez finalizado el cuerpo del delito. En los primeros y últimos capítulos avanzaremos de acción en acción gracias a las teclas pause, forward, reward y play, igual que en un reproductor de CD o DVD, en una vuelta de tuerca al concepto del flashback. Y existe una banda sonora, que Gual desliza entre corte y corte, y que hunde sus raíces en el stoner rock.

«Cualquier persona inteligente sabe que un hacker no es un pirata. Un hacker es alguien que experimenta con los límites de una determinada tecnología. Se podría decir que en su momento tanto Leonardo da Vinci como Mozart fueron hackers, pues llevaron hasta el límite los lenguajes artísticos que estaban manejando», explica el autor a Gonzo y Escargot, reporteros dicharacheros. En Cut and roll, su primera novela, Óscar Gual se inventa –ni corto ni perezoso– un idioma propio, de fronteras anchas y con aduanas generosas. Entren sin llamar…

DVD / 336 páginas / 15 euros

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