Los enchufes son un mal endémico del mercado de trabajo. Todos lo sabemos y lo criticamos. Sin embargo, no nos desagrada que un amigo nos proporcione un buen trabajo que quizá no merezcamos. O, si somos nosotros los contratadores, se nos plantean cuestiones sobre la conveniencia o inconveniencia de negarle una oportunidad a un querido amigo o familiar.

Aunque hay empresas donde está explícitamente prohibido contratar a gente conocida, en la mayoría de ellas se dan estos casos.

Al contratado por la vía de la amistad o el cariño no le queda más remedio que sacar el mayor partido posible de la situación, sin olvidar que entrar por enchufe puede enfrentarle a algún que otro problema.

VENTAJAS

La compenetración: Un gran amigo del jefe puede ser la persona adecuada para un equipo de trabajo especialmente delicado. Puede servir para equilibrar un grupo de personas que se escore en exceso hacia una forma de hacer determinada.

El abuso moderado: A un amigo se le puede pedir mucho más que a otros en lo referente a horas de trabajo, dedicación, etc. Si se nos ha favorecido a la hora de contratarnos, lo honesto sería pagar en especie y cumplir.

INCONVENIENTES

Posible ineptitud: Es infrecuente que la persona contratada por amistada sea, de entrada, la idónea para el puesto, aunque puede llegar a hacerlo bien con el tiempo. Lo adecuado sería obtener la especialización que no se tenía en el momento de obtener el puesto, para que la empresa no tenga que arrepentirse.

Cambio de actitud: Muchas veces, la amistad previa entre jefe y empleado se acaba enfriando. Puede ocurrir que el empleado no cumpla, que presuma de sus contactos, se tome excesivas libertades..., o que el jefe, que inicialmente se lo permitió todo, comience a amonestarle por lo que hace mal.