El zulo de Amstetten estaba resguardado por 8 puertas y varios mecanismos electrónicos

  • Josef Fritzl abastecía a los encerrados con píldoras de vitamina D.
  • También les dio una lámpara de luz ultravioleta para intentar compensar la falta de luz solar.
  • El calabozo tiene en realidad 55 metros cuadrados, y no 70.
  • Comenzó a construir el zulo cuando Elisabeth tenía 12 años.
Elisabeth Fritzl, en una de sus últimas fotos fuera del cautiverio, y su padre durante unas vacaciones en Tailandia. (THE TIMES)
Elisabeth Fritzl, en una de sus últimas fotos fuera del cautiverio, y su padre durante unas vacaciones en Tailandia. (THE TIMES)
THE TIMES / DAILY TELEGRAPH
Elisabeth Fritzl, en una de sus últimas fotos fuera del cautiverio, y su padre durante unas vacaciones en Tailandia. (THE TIMES)

El zulo de Amstetten, en el que el electricista austriaco Josef Fritzl encerró a su hija Elisabeth durante 24 años junto a tres de sus hijos, estaba resguardado por ocho puertas y varios mecanismos electrónicos instalados por él mismo.

Así lo ha informado en rueda de prensa el jefe de la Policía regional de Baja Austria, Franz Polzer, quien confirmó que Fritzl inició la construcción del calabozo subterráneo en 1978, cuando Elisabeth contaba sólo con 12 años de edad. Sin embargo, hacía ya meses que habían comenzado los abusos.

El calabozo subterráneo fue terminado en 1983. Aunque en en principio se dijo que tenía unos 70 metros cuadrados, tiene en realidad 55, y la principal habitación, en la que Elisabeth estuvo recluida durante los primeros nueve años de su calvario, tiene sólo 35.

La joven fue encerrada en 1984 a la edad de 18 años, pero su padre no amplió el zulo hasta 1993, tras el nacimiento del cuarto de los siete hijos fruto de las

continuas violaciones.

Polzer precisó que a la primera habitación se accedía durante los primeros nueve años a través de una puerta que pesaba unos 500 kilos, que tuvo que ser reemplazada posteriormente por una puerta más liviana.

La hija mayor, grave pero estable

Por su parte, Berthold Kepplinger, médico responsable de la familia, indicó este lunes que los encerrados fueron abastecidos por el padre con píldoras de vitamina D y disponían de una lámpara de luz ultra violeta, lo que explica su aceptable estado físico a pesar de la falta de luz.

El responsable del centro para pacientes especiales de Amstetten-Mauer, donde se recuperan Elisabeth y dos de sus hijos, dijo que el estado de éstos es incluso mejor de lo esperado, aunque padecen numerosas fobias. Por su parte, Albert Reiter, el médico que atiende a Kerstin, la mayor de las hijas nacidas en el zulo de Amstetten, dijo que la paciente sigue en estado grave pero estable, y con pronóstico incierto.

El portavoz de la fiscalía de Baja Austria, Gerhard Sedlacek, informó de que la juez encargada del caso se entrevistará con el acusado por primera vez el miércoles próximo.

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