El Rapeadero del barrio madrileño de Lavapiés es un hervidero de niños los sábados de seis a nueve de la tarde. Un caserón en medio del parque al que acuden solos o acompañados de sus padres. El maestro es
Carlitos Wey, un venezolano de 30 años que llegó a Madrid hace dos con la intención de difundir la cultura
hip-hop y lo está consiguiendo. Nada menos que 88 nacionalidades de distintas culturas ponen en común la pasión que les ha unido: bailar hip-hop.
Un grupo de jóvenes de edades comprendidas entre los 4 y los 24 años han grabado un disco de rap, un canto colectivo a la unión y al respeto, que han presentado este sábado. Lavapiés es un dédalo de noventa calles en las que conviven 30.000 vecinos procedentes de 88 países. Las nuevas generaciones no son inmigrantes, ni responden al perfil clásico del español medio: nacieron y se criaron aquí.Hace tres años, la
Asociación de Vecinos La Corrala promovió la creación de
El Rapeadero, un taller de hip hop en el que
Carlitos Wey enseña a niños y jóvenes a escribir letras, inventar rimas, crear sus bases... para dar cauce a sus historias, sus inquietudes y sus sueños. Son gitanos, payos, proceden de familias marroquíes, dominicanas, ecuatorianas... pero son "todos españoles", subrayan, "porque el hip-hop hermana".
El Rapeadero intenta promover la interculturalidad, la participación y el ocio saludable de los más pequeños, ayudándoles a desarrollar actividades que complementan su aprendizaje, potencian la creatividad y estimulan la convivencia.
Tras tres años de formación, los niños han grabado un disco que lleva por título Mi geneRAPción, que se puede descargar en feedbacktodaroots y que se ha presentado a los medios de comunicación.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios