El actor Miki Molina será el protagonista a partir de mañana de la obra Tío Bob en el Teatro Arenal de Madrid , "una mezcla de drama y crítica social" en la que dos personas "tratan de salvar los escollos de una mala comunicación para llegar al amor", explicó hoy en su presentación.

Tío Bob, que lleva ya más de un año por escenarios de la Comunidad Valenciana y Murcia, ha cambiado de director al venir a Madrid. "Había disparidad de opiniones respecto al enfoque de la obra", comentó Molina. "El anterior director, Juan Calot, acentuaba el dramatismo de un texto de por sí duro". Así, esta vez han querido apoyarse más en los puntos de inflexión "que le aportan más matices de ternura y de comicidad entre ambos" personajes.

Molina, que ha conseguido el Premio al Mejor Actor Dramático por su interpretación en esta obra, es Bob, un hombre desencantado con la vida al que ha abandonado su mujer y que comienza a arrastrar una enfermedad terminal. Sin avisar, llega su sobrino Josh (Carlos Pulido) para cuidar de él e intentar sacarlo del ostracismo al que se ha abandonado.

"A partir de ese momento, la obra se vuelve vertiginosa y se produce un combate a corazón abierto entre ellos -explicó el director, José Luis Damas,- sacando a la luz sus deseos más íntimos".

"Creo que la gente se equivocaría si creyese que la relación que se fragua entre tío y sobrino es una mera atracción sexual", apuntó Molina, quien añadió que el amor y el cariño que sienten el uno por el otro "está por encima del sexo". Para el actor, hay un "exceso de sexo encima de los escenarios de teatro, relaciones con sexo pero poco amor". "Esto es todo lo contrario", aseguró.

Un "House" sobre las tablas

Molina señaló que su personaje es difícil de describir pero que "tal vez se parezca en su forma de contestar a la vida y al personaje televisivo de 'House'". "La nueva visión de la obra que hemos adoptado refleja unos personajes más sinceros, que plantean que, a veces, es bueno aprender a reírse de la muerte", apuntó.

El actor, que se estrena con esta obra además como productor, confesó que este texto, escrito en los años 80 por el autor norteamericano Austin Pendelton, le atrajo "desde hace mucho por plantear reflexiones propias de la sociedad actual, como la crisis de valores, la crueldad, la confusión sobre la propia identidad, la hipocresía el desamor o la soledad".