San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) acoge uno de los ritos más dolorosos de la Semana Santa. Son los ‘picaos´ o disciplinantes. Dicen que cada uno de ellos se asesta entre 800 y mil latigazos mientras camina. Suelen ser unos 20 minutos en los que el penitente anónimo fustiga su espalda hasta que un acompañante, cofrade de la Santa Veracruz, le hace parar.

Pero el rito no finaliza cuando el disciplinante cesa los latigazos. El penitente se inclina y coloca su cabeza entre las piernas de la persona que le acompaña. En ese momento éste ‘pica´ la espalda del disciplinante para que brote la sangre de las heridas provocadas.

La ‘herramienta´ que sirve para aliviar al disciplinante es una ‘esponja´ de cera virgen con seis cristales colocados de dos en dos. De este modo, se ‘pica´ al penitente con 12 pinchazos. Tras el rito, el disciplinante y su acompañante o práctico acuden a la cofradía donde se lava al penitente con agua de romero.

La tradición de los ‘picaos´ de San Vicente se remonta al siglo XVI. Todos los años acoge a un buen número de curiosos y de nuevos penitentes que siempre son anónimos. Para los interesados, si se quiere ser disciplinante hay que cumplir tres requisitos básicos: ser mayor de edad, varón y disponer de un certificado que confirme su sentir cristiano y su buena fe. A las mujeres que quieran hacer penitencia se les reserva otro cometido. Se les conoce como ‘marías´: procesionan descalzas, con el rostro cubierto y habitualmente arrastran unas cadenas.

Los ‘picaos´ se pueden ver esta Semana Santa durante el Jueves Santo (procesión de la Santa Cena, a las 19,30 horas, y en la Hora Santa, a las 23 horas)- y el Viernes Santo (después del Vía Crucis, a las 11,30 horas y en la procesión del Santo Entierro, a las 20,30 horas). El rito también se puede contemplar en las cruces de mayo y septiembre.

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