Antonio Miró deja Barcelona. El más que consagrado modisto emprende a los 61 años de edad un viaje "empresarial", dice, a la capital de la moda mundial, París.

Los motivos son comerciales pero esconden un descontento y una decepción del sastre catalán que ha visto, al igual que otros compañeros de profesión que, tras la disolución de la Pasarela Gaudí y de la Pasarela Barcelona, las subvenciones públicas se han ido a los diseñadores noveles, no a los consagrados.

Tal situación ha empujado hacia la Pasarela Cibeles de Madrid a Armand Bassi, Lydia Delgado o TCN.

"Me da pena que se vayan", decía ayer un Antonio Miró nervioso, por el que iba a ser su último desfile en Barcelona, la ciudad que se lo ha dado todo.

El desfile tuvo lugar en un concesionario de coches de la calle Tuset. Los flashes le buscaban a él, al creador rompedor de los años sesenta reconvertido a genio del minimalismo en el siglo XXI. Pero pocos lo captaron. La despedida tuvo poco de lacrimógena o de espectacular. Y sí mucho de práctica y casual, como su moda.

Miró escogió la coincidencia en fechas con la pasarela 080 que en su primera edición apoya a 12 creadores emergentes para presentar su última colección barcelonesa, la del otoño-invierno del 2008-2009.

Caras conocidas, pero escasas, le apoyaron en primera fila: el presentador Manel Fuentes, la cantante Rebeca o las esposa del presidente del Barça Joan Laporta.

El desfile

A las cuatro en punto empezó el baile de flashes ante un aforo lleno a rebosar de periodistas e invitados. Pocos se quisieron perder un adiós que parecía impensable hasta hace poco. Pero parece que no definitivo. Miró, por si acaso las cosas cambian, deja las puertas abiertas a su regreso. "Si se me ocurre algo divertido a lo mejor vuelvo a Barcelona", comentó.

El primer modelo en pisar la pasarela evocaba, al ritmo de la música de Emir Kusturica, a un dandy-gangster de la Europa del Este. Con bigote y todo. De hecho, estos ritmos gitanos son la fuente de inspiración confesa del artista de las agujas para esta colección de despedida.

Los trajes masculinos sucesivos, con predominio de colores tierra combinados, recordaban a jornadas de caza por la mezcla de colores, por el uso repetido de pantalones con largo de pescador y de sombreros.

Completaban el look para hombre los botines acabados en punta, los chalecos y los guantes. En los tejidos predominaba la lana, los cuadros al estilo inglés y el patchwork. De los verdes y marrones, el desfile viró hacia tonos más fuertes, como anaranjados, y chaquetas de aire metálico o de piel vuelta.

Como toques de originalidad contenida: maxi chaquetas o maxi bolsos, grandes rayas en los estampados, gorros de lana coronados por sombreros de ala, tirantes o jerseys de cuello alto con la bufanda anudada por encima. Este complemento también asomaba bajo los chalecos.

Otros modelos aparecieron con gafas redondas de pasta, de esas que parecen no necesitar graduación al ser un mero objeto de decoración facial.

Las chicas también centraron parte de la colección con vestidos mono cromáticos por debajo de la rodilla, ceñidos al cuerpo o bien con faldas de gasa. Negación del tacón para ellas, dando todo el protagonismo a las bailarinas.

La entrevista

Antonio Miró: "Es una pena que nos tengamos que ir".

El diseñador catalán volverá a desfilar en julio en París. La decisión de la Generalitat de apoyar sólo a los creadores noveles le ha "dolido".

Cibeles tiene en sus filas a TCN, Armand Bassi, Lydia Delgado...

Ha sido un error hacerles marchar de Catalunya. Es una pena que se hayan ido.

¿En qué se equivoca el gobierno catalán?

La estructura que están dando a los diseñadores noveles les podría servir al resto.

¿Marcha triste?

Un poco sí.

¿Seguirá allí con acciones sociales como hacer desfilar a inmigrantes ilegales?

Has de tener prestigio creativo. En París hice un desfile con un 70 por ciento de modelos no profesionales. Y no me preguntaron si tenían papeles.