Se dice que son los ojos de su dueño. Lazarillos de cuatro patas adiestrados para proteger a personas invidentes y mejorar su movilidad. Pese a que se han convertido en uno de los servicios más solicitados por los que no pueden ver, también es de los más difíciles de conseguir.

La lista de espera para conseguir uno de los 80 perros que cada año se entregan en toda España, en la Región ronda los dos años. Sólo en alguna ocasión se agilizan los trámites. «Si el perro hay que jubilarlo, porque es viejo y ya no puede cumplir su misión, esa persona tiene prioridad porque se ha acostumbrado a vivir con perro», explican desde la ONCE.

Se han pedido 11 perros

El año pasado, de los 80 lazarillos que la ONCE entregó en toda España, sólo dos vinieron a la Región. Con ellos ya son 21 personas ciegas beneficiadas en Murcia.

De momento, este año se han solicitado 11 lazarillos (ocho en Murcia y tres en Cartagena), según fuentes de la Fundación, que aseguraron que «hay más gente que los pide, pero nuestro equipo de gestión decide qué solicitudes manda. Hay que cumplir unos requisitos para que el guía sea efectivo».

Para optar a un perro lazarillo, las personas que los necesitan tienen que ser invidentes totales, emocionalmente estables y tener una vida muy ordenada.

A María del Carmen, recepcionista y madre de una niña, le cuesta imaginar su vida sin su labrador. A su lado recorre cada día las calles de Murcia, donde vive desde hace 3 años cuando dejó la sierra de Madrid. «Gracias a mi perro puedo hacer una vida normal. Me da más autonomía que un bastón, porque no necesito referentes físicos», explicó María del Carmen, que quiso añadir: «Tener un lazarillo es muy beneficioso, pero la gente aún no está acostumbrada a él. Pese a que la ley dice que podemos pasar a todos los lugares con nuestro animal esto no siempre se cumple. Los taxistas nos ponen muchas pegas y en algunas cafetería nos rechazan».

Entrenamientos y crianza: 28.000 €

El coste medio de crianza, mantenimiento y entrenamiento de un perro lazarillo es de 28.000 euros. Además, las personas invidentes que consiguen acceder a uno de ellos tienen que pasar por diferentes pruebas. Tienen que ser ciegos totales; tener una gran capacidad de orientación, ya que ellos son los que dirigen; tener una vida ordenada y convivir durante un mes con el animal en la escuela de adiestramiento, para ganarse la confianza del perro.