«A la música yo le pido permiso»

El cantautor barcelonés Carlos Ann ha plasmado una etapa de pérdida y de encuentro de sí mismo en un disco que califica de «terapéutico» y que toma su nombre, La Nada, de la filosofía. Autoeditado, porque no le apetecen los tempos que impone la industria musical, se puede escuchar gratis en la web www.carlosann.com. Lo presenta el sábado en la sala Bikini (20.45 h; 20 euros). En abril sacará un nuevo trabajo de rock fronterizo, Bala perdida.

¿Por qué cantar en la red?

El sector del disco se está saneando. Todas las industrias entran en reconversión y ésta tiene un modelo obsoleto. Se ha perdido el álbum conceptual y gracias a Internet el músico va a ir directo a quien le escucha. Haremos discos sólo cuando sean temáticos. Harás dos canciones y las colgarás. Y se volverá a respetar el álbum conceptual.

¿Ve los discos como un soporte vacío?

Siempre tuve claro que me los tenía que autoeditar por libertad artística. Si no los vendes no has de rendir cuentas a nadie. Yo a la música le pido permiso.

¿La grabación fue dura?

Solamente podía salir en ese momento concreto de mi vida. Y en vez de ir a un psicólogo me encerré, compuse y lo expulsé. Así que los demonios no me los quedaba. De hecho, estoy súper bien después de hacerlo. Me traje un colchón al estudio y salía poco. Para mí ése era el mundo real. El de la calle es irreal, me duele todo, lo veo raro.

El proyecto sobre la poesía de Leopoldo Mª Panero también fue absorbente.

Entrar en su mundo te deja tocado. No es fácil ni recomendable. Su poesía te persigue y te retumba. Las paredes de mi casa estaban garabateadas con su poesía. Fue una época (de 2001 a 2004) de mucha absenta... Quien me sacó de ahí fue Enrique Bunbury. Ahora busco más luz.

BIO

Comenzó en 1992 con el electro-rock. En 1999 edita en solitario Día Especial. En 2003 funda Bushido con Shuarma y Bunbury.

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