Alex de la Iglesia: "Hacer cine es como jugar a la ruleta rusa"

El director de 'Los crímenes de Oxford', Alex de la Iglesia (2i) junto a John Hurt (1i), Leonor Wattling (2d) y Elijah Wood (1d).
El director de 'Los crímenes de Oxford', Alex de la Iglesia (2i) junto a John Hurt (1i), Leonor Wattling (2d) y Elijah Wood (1d).
JORGE PARÍS
El director de 'Los crímenes de Oxford', Alex de la Iglesia (2i) junto a John Hurt (1i), Leonor Wattling (2d) y Elijah Wood (1d).

Más simpático con la prensa que nunca y, detrás de la cámara, más clásico de lo acostumbrado, Alex de la Iglesia presenta Los crímenes de Oxford, una coproducción en inglés y con estrellas internacionales al más puro 'estilo Hitchcock'. De la Iglesia vuelve a hablar de crímenes 'ferpectos', pero lo hace de una forma tan académica que su firma es casi irreconocible.

Reconoce que el rodaje fue complicado: ¿por qué es de los pocos directores capaces de hacerlo?

Porque me siento capaz de resolver esas complicaciones. Por mucho que digan, ningún rodaje es sencillo: falta tiempo y hay una tensión insoportable. Reconocerlo es el primer paso para sobrellevarlo. Cada día es complicado, por eso me rodeo de los mejores actores y profesionales.

En EEUU terminas pidiendo permiso a los productores para rodar 'su' película, pero si hay una oferta interesante volveré a Hollywood"
Los crímenes de Oxford está basada en una novela, ¿cómo escribieron el guión?

Mi guionista habitual,
Jorge Guerricaechevarría, y yo sabíamos que sería complicado, y eso era lo que nos atraía. Era difícil convertir una historia tan 'mental' en algo visual, y que unos diálogos tan largos sobre matemáticas enganchasen al espectador, pero terminé rodando las charlas sobre ecuaciones como una escena de acción.
¿Participó Guillermo Martínez, el autor del libro, en el proceso?

Sólo leyó la primera versión del guión. Cuando ruedan lo que escribo prefiero que me hagan lo mismo: si mejoran mi trabajo me siento inútil, y si lo empeoran me afecta demasiado. Martínez aportó pistas interesantes y, sobre todo, le encantó la película.
Dicen de usted que es muy inseguro: ¿está presente en sus películas?

Es cierto, pero también soy lo suficientemente seguro como para reconocerlo y que no me afecte. Dirigir es sentirse inseguro: sabes que cometerás errores constantes. Hacer cine es jugar a la ruleta rusa, por mucho que luego los productores digan que todo resultó muy fácil.
Mi lección de cine es: ¡soy incapaz de enseñaros nada de cine!"
Ha filmado la primera escena sexual de Elijah Wood: ¿cómo se portó?

Hablar de esas escenas como de algo especial, convertirlas en tabú, es el mejor camino para incomodar a los actores. Lo mejor es actuar con naturalidad.

Rodó en Estados Unidos y, ahora, en Inglaterra: ¿volverá a Hollywood?

Sólo si es algo interesante. Surgió la posibilidad de hacer una secuela de Alien, el remake de The Ring o un proyecto sobre Silver Surfer, todos apasionantes, pero que acabaron rodando otros.

¿Le quedan ganas, pese a la mala experiencia con Perdita Durango?

La clave, cosa que no ocurrió entonces, es controlar el proyecto. Cuando ruedas en EE UU acabas pidiendo permiso a los productores para rodar 'su' película, algo que ahora no admito. Por eso Los crímenes de Oxford ha sido una experiencia tan positiva: era una producción española rodada en Inglaterra, y me ha gustado tanto que la próxima película seguirá ese camino.

Su estilo es inconfundible, ¿es por haber empezado como director de arte?

Intento evitar que se note, esforzándome en los aspectos que menos domino, como la direccción de actores. Mi consejo en este sentido es: ¡no trabajes mucho con ellos!. Subrayarles que una frase es importante es la mejor forma de fastidiarla. A los actores hay que escucharlos, evitar que hablen como tú lo harías y entregarles a sus personajes. Pero mi lección final de cine es la siguiente: soy del todo incapaz de enseñar nada de cine.

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