Muy cerca de la estación de metro de Callao, en la calle Costanilla de los Ángeles, los carteles de un local de reciente apertura están escritos en lenguaje cirílico. Acaba de abrirse una tienda repleta de productos de origen ucraniano y de otros países de la ex Unión Soviética. Se pueden encontrar todo tipo de envasados, congelados y hasta embutidos, «que son muy distintos a los que se hacen en España», cuenta Vadym Manyuk, un ucraniano que abrió esta tienda junto con su hermana y que vive en Madrid desde finales del año 1990.

El local lo visitan personas que provienen de distintos países, no necesariamente de la ex URSS. Para los que llegan de Europa del Este, la tienda les brinda una posibilidad de cerrar los ojos y, por un momento, volver a su casa. Sus dueños no sólo les han acercado sus sabores, sino también películas, periódicos, libros para niños y revistas publicadas en sus idiomas.

Para el resto de los españoles, latinoamericanos, chinos y gente de otras nacionalidades que visitan la tienda con curiosidad, es una auténtica oportunidad para conocer sabores jamás probados. Hay mucho para elegir. Pueden llevarse los famosos embutidos que recomienda Vadym, pero también varenikes (una especie de raviolis, normalmente rellenos de patata) congelados para hacer en casa, caviar ucraniano, cervezas, quesos, pescados ahumados, dulces como el halva (hecho de pasta de plantas de girasol) y una infinidad de novedades para el paladar. Eso sí, la mayor parte de las cosas están escritas en ucraniano o ruso, con lo cual quedan dos posibilidades: preguntar o limitarse a probar suerte.