Todo sucedió por casualidad. Porque si Juan Manuel Montoya, Farruquito, está en la cárcel, condenado a tres años por el atropello de un peatón, fue porque a uno de los dos policías implicados en un delito de encubrimiento de pruebas que relacionaban al cantaor le pincharon el teléfono al estar siendo investigado por un asunto de drogas.
Y en conversación telefónica, el agente en cuestión, Bernardino R. M., inspector del Cuerpo Nacional de Policía, hablaba con Oscar Benavente, presunto testaferro del ex asesor de Urbanismo del Ayuntamiento de Marbella, Juan Antonio Roca. Benavente le daba instrucciones al policía para que un tercero eludiera la prisión.Y la tercera casualidad
Según Efe, Roca pagó la defensa tanto de su presunto colaborador Benavente como la de Bernardino y el otro agente, imputados en el caso Farruquito y absueltos luego al no valer las escuchas.
Al parecer, el presunto cerebro de la trama de corrupción marbellí ayudó a Bernardino (jefe en 1998 del Grupo III de estupefacientes de la Udyco en la Costa del Sol) con seis pagos entre mayo de 2004 y diciembre de 2005, con cantidades entre 2.000 y 10.000 euros. Incluso, siguió recibiendo pagos después llegando a embolsarse hasta 31.000 euros.
El segundo agente, José Miguel A. H. que integraba la brigada de Bernardino, recibió un solo pago compartido con su jefe de 7.500 euros.
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