Este es uno de los principales mensajes que ha trasladado Carlos Rico en la presentación del Informe del ejercicio 2016/2017 en el que recuerda que el fin de las cuotas del azúcar pone al sector en una nueva encrucijada en un reto que Acor afronta con la esperanza de que la nueva situación abre la posibilidad de alcanzar un nivel de molturación que se acerque a unos mínimos de competitividad, las 180.000 toneladas anuales de azúcar a las que aspira la cooperativa vallisoletana y que estaban "vetados" por el citado cupo.

"Debemos y podremos alcanzar ese mínimo productivo que convierta nuestra fábrica en un referente de actividad, en una muestra de eficacia que puede alcanzar el tándem agrícola e industrial y para ello es imprescindible que se mantenga más allá de 2020 el apoyo que nos brinda el Gobierno central y la Junta", defiende Rico en este informe en el que llama a descartar el "cualquier tiempo pasado fue mejor" para recordar a los socios que el futuro no espera.

En la búsqueda de esa competitividad que demanda Europa, el presidente de Acor advierte de que ese precepto no sólo pasa por una "drástica" reducción de precios sino por otros conceptos como la actividad, la dignidad, el equilibrio, el respeto, la población, el medio ambiente y la seguridad ante lo que se necesita mantener una base productiva "sensata y coherentemente distribuida" bajo parámetros de calidad europeos con sistemas que aseguren el abastecimiento y mantenga la producción de un cultivo "tan representativo y necesario".

"Entonces, estaremos hablando de fijar población", ha reivindicado Carlos Rico a este respecto.