Evitar la masificación en el Park Güell y acercarlo a los barceloneses, que según ha constatado el Ayuntamiento, cada vez lo visitan menos y si viven cerca, tienen que soportar a diario los problemas de movilidad que genera este punto de atracción turística. Esos son los principales objetivos del plan estratégico para el parque que ha presentado este martes el gobierno municipal de Ada Colau y que prevé una inversión de 24,9 millones de euros hasta 2022 en 179 actuaciones, tanto en el interior del recinto como en su entorno.

La teniente de alcaldía de Ecologia Urbana, Urbanisme i Mobilitat, Janet Sanz, ha señalado que el Park Güell recibe unos nueve millones de visitantes al año, de los que tres entran en la zona de acceso regulado, y que "solo alrededor del 1% de las visitas diarias" a este área son de barceloneses, por lo que se tomarán medidas para que este porcentaje aumente.

En la actualidad hay tres maneras de adentrarse en esta parte del parque. Una es pagar una entrada, que cuesta siete euros si se compra de forma anticipada a través de internet y ocho en taquilla. Otra es hacerlo con el carnet del que disponen los vecinos de los barrios limítrofes, que permite el acceso gratuito y sin esperas. Y existe una tercera vía, que es estar inscrito en el registro Gaudir Més, abierto a todos los ciudadanos de la Unión Europea. Esto también posibilita acceder sin pagar pero implica una serie de trámites en una oficina de atención ciudadana, aguardar una semana para beneficiarse de las ventajas de estar inscrito y hacer cola en taquilla para comprobar la disponibilidad de plazas libres.

El Ayuntamiento, para fomentar que los barceloneses visiten la zona regulada del parque, se centrará en agilizar la entrada mediante este último sistema, que es el que más utilizan. Con este objetivo, está previsto que en un año no haya límite de plazas para los inscritos en Gaudir Més y que estos puedan adentrarse en este área sin hacer colas, mediante el registro de su huella dactilar a través de unos lectores que se instalarán en los accesos.

Entre las 179 actuaciones que contempla el plan, que se deben acabar de perfilar con los vecinos, también hay algunas dirigidas a que disminuyan los turistas que visitan el Park Güell, que ahora se consideran excesivos. Por ejemplo, están previstos avisos en el metro cuando el recinto esté saturado y se trabajará para reducir la publicidad del parque. Asimismo, se aumentarán las tasas para las grabaciones de películas o documentales en este punto de la ciudad.

Por otro lado, se pondrán en marcha medidas para mejorar la movilidad en los alrededores del parque. El 60% de los turistas, según datos municipales, llegan a este mediante transporte público, lo que provoca que muchas veces las líneas de autobús 24 y 92 estén desbordadas. Para evitarlo, se reubicarán sus paradas con el objetivo de que los visitantes extranjeros utilicen los buses discrecionales que existen para acceder al recinto y se estudiará la puesta en marcha de una lanzadora. Además, con el fin de descongestionar las calles saturadas, también se cambiarán de lugar las paradas del Bus Turístic.

El plan también recoge una remodelación del tramo de la Carretera del Carmel que sirve de acceso al Park Güell, así como crear, en el entorno del parque, 18 nuevos pasos de peatones y 14 nuevos puntos para aparcar bicicletas. Se repararán, asimismo, 2.000 m2 de aceras.

El Ayuntamiento ha diseñado, por otro lado, medidas para que los vecinos se acerquen más a este área verde. Una de ellas es la organización de actividades de ocio en su interior y otra, la puesta en marcha de equipamientos en sus alrededores, como por ejemplo una ludoteca.

El gobierno municipal trabajará también para proteger el comercio de proximidad y controlar los pisos turísticos ilegales, así como la subida de los alquileres de viviendas, en el entorno del parque.

De los 22 millones de euros que se inyectarán en el parque, 3,4 se invertirán este año y nueve en 2018. A partir de entonces se prevén unos tres millones anuales hasta 2022.

El Park Güell ingresa al año unos 15 millones de euros a través de las entradas a la zona regulada.

Su superficie es de unas 19 hectáreas, lo que lo convierte en el segundo más grande de la ciudad, por detrás del de la Ciutadella.