'Human Flow', la mirada personal de alcance universal de Ai Weiwei que rompe el silencio de los refugiados

  • 'Human Flow', el documental del artista y activista chino Ai Weiwei, es el grito silencioso de los más de 65 millones de personas refugiadas que pretende "humillar" a las personas que no utilizan su voz para clamar contra la actuación de las autoridades internacionales en la gestión de esta crisis humanitaria.

Aunque pueda resultar "chocante" encontrar este retrato "imponente, impactante y terrible" del éxodo que viven las personas refugiadas

en la Sección Oficial de la 62ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), "merece estar ahí", ha explicado el director del festival, Javier Angulo, porque su realidad "supera cualquier ficción".

Este largometraje documental partió de una mirada "personal" fruto del "desconocimiento" de la situación de las personas refugiadas, según ha confesado Weiwei. Sin embargo, la "magnitud" del proyecto y la "gravedad" del problema superaron las expectativas del artista asiático.

Más de 900 horas de rodaje a lo largo y ancho de 23 países han dado como resultado una antología de situaciones de crisis y urgencia humanitaria que pone rostro a esa masa humana en la que parece que se han convertido aquellos que han abandonado sus raíces en busca de un futuro.

El flujo humano al que alude el director representa la más cruda desesperación, pero también deja lugar a la esperanza, la valentía, el aguante y la capacidad de adaptación de esos seres humanos apátridas que se han encontrado con un limbo burocrático entre el Escila de la guerra y el Caribdis de una Europa hermética e insolidaria.

Un continente que se publicita como democrático debe asumir su responsabilidad de "garantizar los derechos humanos básicos", así como una vida digna a las personas que buscan asilo, refugio y seguridad. De lo contrario, ha apuntado Weiwei, la democracia sería una "mentira" y el mundo estará "cada vez más corrupto".

IMPACTO PERSONAL

El activista chino, que solo concibe el arte "vinculado a la política", ha confesado sentirse parte de ese flujo humano de refugiados, ya que comparte ese "deseo de vivir" que les une. Esta es la razón, ha destacado, por la que aparece en varias ocasiones en su propio documental. Lejos de aparentar una actitud "narcisista", algo que, según Weiwei, sería una "interpretación equivocada" de sus cameos, pretende mostrarse como uno más para aportar "realismo" y "cercanía" a su mirada.

Con este proyecto, el realizador no ha pretendido hacer una compilación completa los éxodos humanos, sino que se trata de una "observación directa" de algunos conflictos puntuales que pone el foco sobre países como Grecia, Afganistán, Bangladés, México, Kenia o Turquía, entre otros, ha afirmado.

En la era de la globalización, la sombra de la xenofobia sobrevuela un planeta todavía plagado de muros con la fuerza de un desastre natural, a lo que Ai Weiwei ha respondido con un retrato que provoca náuseas en las conciencias y remordimientos en los estómagos con el fin de hacer al espectador partícipe del "destino del mundo".

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