Dos cuadros de gran envergadura para dos personajes con jerarquía en aquella sociedad; síntoma de su autoridad y su riqueza. Aragón ejerció de abogado, escritor, traductor y melómano, aunque hizo fortuna con la viticultura. Este éxito lo implicó en la creación y dirección de Bodegas Franco Españolas, en plena crisis de la filoxera.
El logroñés fue un político liberal, al igual que los arnedanos Pedro Agustín Herrero en Zaragoza y Manuel Ruiz Díaz en Álava. En distintos mandatos, fue también Gobernador de Álava. El matrimonio alternó así residencia entre Logroño y Vitoria. Juntos, pudieron disfrutar del éxito popular que cosechaba el músico arnedano Celso Díaz en la ciudad vasca.
Aragón vivió el nacimiento del cine con preocupación teatral. Estimaba que sería una amenaza efímera, porque provocaba falta de atención y carecía de ciertas sutilezas escénicas; aunque admitió que el público comenzaba a aburrirse en el teatro, una vez acostumbrado al vértigo de la gran pantalla.
Puede entenderse así el efecto devastador del cine para los espectadores de la época; excitando su imaginación, transformando su forma de percibir el mundo. La luz, el movimiento, Cinemática.
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