Salieron de la Bretaña francesa hace dos meses y tardarán aún dos semanas y media más en llegar a Santiago. Herve y Luis hacen el camino primitivo a Compostela que incluye una parada obligatoria en la catedral de Oviedo. Ayer recalaron en la capital con su particular acompañante, Korrigan (Duende, en español), un burro que, además de hacerles compañía, les sirve para acarrear parte del equipaje. Lo pasearon por el casco antiguo, pero lo tuvieron que dejar en la puerta de San Salvador porque no se permite la entrada de animales. Tampoco pudo acompañarles en el albergue de peregrinos, donde se alojaron. Tuvieron que dejar a Korrigan en el de animales. «Fue lo más sencillo», dijo Herve en un rudimentario español.
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