Equo pide que se adapte 'La gata negra' y ARA que no se "ignoren" las 145.000 firmas en contra

  • El pueblo de Carasa, en la Junta de Voto (Cantabria), acoge este miércoles por la tarde la edición 540 de su fiesta 'La gata negra', un ritual agrícola y carnavalesco que se celebra en medio de las críticas por maltrato al felino.
Fiesta de la 'Gata negra'
Fiesta de la 'Gata negra'
GOBIERNO
Fiesta de la 'Gata negra'

De hecho, se han recogido casi 145.000 firmas en change.org que piden que se suprima el gato en este popular festejo y sea sustituido por un peluche o una persona disfrazada, rúbricas que la plataforma Acción para el Respeto Animal (ARA) pide que "se tengan en cuentan" y "no sean ignoradas".

Por su parte, Equo Derechos de los Animales exige al Ayuntamiento que "adapte" esta fiesta "al siglo XXI" y "a los nuevos tiempos", como ya se ha hecho en otras comunidades, y se sustituya el felino por un muñeco o alguien con disfraz. Lo pide así este partido en un escrito que también dirige a los departamentos de Ganadería y Turismo del Gobierno regional.

La formación considera que el uso de la gata -que es transportada en un carro escoltado por vecinos disfrazados por las calles del pueblo hasta la plaza, donde se lanza desde una altura de más de dos metros al público para ver qué camino toma en su huída- "vulnera" la Ley de protección de los animales de Cantabria, que en su artículo 6.1 prohíbe su uso en espectáculos públicos y otras actividades si ello puede ocasionarles "sufrimiento" o pueden ser "objeto de burlas" o "tratamientos indignos".

Al hilo de lo anterior, Equo recuerda el Tratamiento de Lisboa, que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009, y que obliga a poner en marcha políticas públicas integrales de bienestar animal. "No podemos seguir fomentando la cosificación de los animales y su maltrato", señala este partido, que por todo lo anterior se suma a la petición y recogida de firmas de ARA para "adaptar la fiesta a unos valores más adecuados a nuestros tiempos".

Desde esta última plataforma creen que 'La gata negra', que data de 1477, "tiene los días contados", y rechazan el "empecinamiento" del alcalde, José Luis Trueba, por mantener este festejo, al considerar "artificial" la polémica suscitada y negar que haya "maltrato" al animal.

ARA se hace eco, además, de un informe elaborado por la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y el Maltrato Animal, según el cual el festejo de Carasa provoca al felino "angustia, miedo y estrés", que pueden causarle "dolencias físicas, directa o indirectamente".

"En estos tiempos no es entendible que se mantenga esta cosificación y maltrato animal", expresa la plataforma, antes de aclarar que dicho maltrato no es solo por "agresión física", sino que "hay otro tipo de maltrato, tan indeseable para los humanos como para los animales".

Por eso, el colectivo considera que las tradiciones deben ser "revisadas", pues "ni la ética ni la legislación" actual es la que se tenía en el siglo XV, cuando comenzó a celebrarse 'La gata negra'.

FIESTA

La celebración, que tiene lugar cada 16 de agosto desde 1477, es un ritual de único en España, marcado por la tradición agrícola y carnavalesca.

La historia se remonta a un año en el que una sequía asolaba y amenazaba las cosechas del pueblo de Carasa. La leyenda cuenta que Manuel Otero, alcalde de aquella época, trajo una gata negra en procesión que tenía fama de tener poderes.

Al soltarla, se fue hacia la mies y aquel año, como si de un milagro se tratase, las cosechas mejoraron. Por ello, desde entonces, todos los vecinos del pueblo están pendientes del camino que tomará la gata en su huida.

Antaño, si se dirigía hacia la mies, era presagio de fertilidad en los campos y buenas cosechas; sin embargo, si huía hacia el Pico Carrasco era señal de malos augurios. De ahí el marcado carácter agrícola de esta celebración.

En cuanto al origen carnavalesco, queda patente en la escolta de todos los niños del pueblo disfrazados que acompañan a la gata en su camino desde Rioseco (barrio más alto de Carasa) hasta la plaza del pueblo.

La gata llega a la plaza del pueblo subida en una carroza adornada y tirada por un burro, en compañía de un trovador que, acompañado de su comitiva, cuenta a modo de coplillas las confidencias que le ha hecho la gata sobre los sucesos acontecidos en los barrios de Carasa y sobre algún hecho concreto de especial relevancia.

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