El fallecido ex presidente estadounidense Gerald Ford estaba absolutamente convencido de que Bill Clinton era un adicto sexual y de que su esposa Hillary era la que llevaba los pantalones en la pareja.
Todas estas oscuras confidencias se recogen en el libro Escríbelo cuando me haya ido: notables conversaciones confidenciales con Gerald Ford donde el ex mandatario se sincera con Thomas DeFrank, jefe de la delegación del diario Daily News en Washintong.
Sin embargo, la condición sin ecuanum que puso Ford para acceder a ser entrevistado era que los comentarios no fuesen publicados hasta después de su muerte, que tuvo lugar en diciembre del año pasado.
Ford conoció a los Clinton en 1993 durante un encuentro en su casa de Colorado. Allí, Ford pudo comprobar en primera persona que las
En contra peso, para Ford las debilidades carnales de Clinton contrastaban con la que Ford consideraba voluntad de hierro de su esposa Hillary a quien consideraba "más fuerte y dura que él".
El polémico libro también revela que Clinton y sus asesores pidieron ayuda a Ford cuando se desató el escándalo a raíz de las relaciones que Clinton mantenía con su mundialmente conocida becaria Monica Lewinsky . Ford accedió a ayudarle siempre y cuando Clinton admitiese que había mentido bajo juramento. Pero claro, esto nunca sucedió.
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