Sin pesticidas ni transgénicos: otra agricultura es posible

  • Amigos de la Tierra propone una transición hacia la agroecología.
  • Apuestan por los productos de proximidad y volver a la distribución cercana.
  • Esta ONG anima a cambiar las prácticas agrarias, pero también la venta de alimentos y los hábitos de consumo.
Agricultores trabajando en el campo.
Agricultores trabajando en el campo.
EFE
Agricultores trabajando en el campo.

La agricultura se nos antoja casi siempre como una difícil y esforzada labor para ganarnos la vida. Tras muchos años de abandono, hoy existe una generación de jóvenes –y no tan jóvenes– que vuelven la vista al campo. Y lo hacen con un nuevo compromiso con la naturaleza y con la alimentación sana. Es por ello que ahora otra agricultura es posible en España y en Europa; una agricultura sin pesticidas ni transgénicos.

Eso es lo que reclama la ONG Amigos de la Tierra. La agricultura industrial, la de los monocultivos y transgénicos, la de los pesticidas "esquilma los recursos naturales", y la UE tiene el papel crucial de ser la primera en dar un paso adelante a la transición hacia la agroecología, asegura Blanca Ruibal, de esta organización. Reclama pues “otro tipo de agricultura”, sin pesticidas ni químicos que dañen aún más el ya degradado suelo.

La petición la formula la responsable de Agricultura y Alimentación en España de esta ONG en el marco de la presentación en Madrid de la campaña para erradicar el uso del pesticida glifosato de los cultivos. La solicitud de los ecologistas a la CE contempla no solo la prohibición de esta sustancia, sino que Europa empiece un proceso de transición para que se utilicen cada vez menos pesticidas en las prácticas agrícolas y que el procedimiento para su autorización cambie en los países miembros.

Por ello, Amigos de la Tierra apuesta por los productos de proximidad y volver a la distribución cercana. “Es urgente que la manera en la que se producen, distribuyen y consumen los alimentos, cambie”, ha asegurado Ruibal. La agricultura actual, la industrial, la de los químicos, la de los monocultivos y transgénicos “esquilma los recursos naturales, el agua, el suelo y la biodiversidad”. Y lo peor, según la ONG, “no es capaz de producir suficientes alimentos para todos”.

Este es un “gran reto que tenemos que afrontar”, asegura, y añade que ese cambio se puede hacer desde “la agroecología, lo local, cambiando las prácticas agrarias, la venta de alimentos y los hábitos de consumo” de la población. Sin que muchos consumidores españoles se percaten, algunos alimentos presentes en las estanterías de los comercios como almendras, avellanas, garbanzos, patatas, lentejas, alubias, soja, maíz, entre otros, recorren miles de kilómetros.

China, Canadá, Estados Unidos, México, Argentina, Egipto, Turquía, Francia, son algunos de los países desde donde vienen esos productos que terminan en nuestros platos. Y es que además se desperdicia y se tiran muchos alimentos, y aunque “siempre se piensa en las familias”, la “gran mayoría -productos a punto de caducar o con pequeñas taras- se tira en la producción y en la gran distribución”. “Tenemos que pensar que para poder ver unas zanahorias preciosas, todas iguales en una bandeja de poliestireno expandido (poliespán) en un supermercado, se han tirado otras seis que no tenían esa forma”. Esta selección es “otro de los desastres de la agricultura actual”, un proceso en el que se desperdicia “un tercio de la producción”, relata.

Ese desperdicio de alimentos no sucede en una “agricultura a otra escala, en la que las personas son el centro, no un negocio, como el precio de la soja, el trigo, el café que se decide en la Bolsa de Chicago como cualquier otra mercancía”. Por ello, desde Amigos de la Tierra se considera fundamental que las personas “nos empoderemos y sepamos qué es lo que queremos”, alimentos locales, que sean cultivados de forma sostenible y de temporada.

La gran industria facilita productos fuera de temporada en cualquier época del año, eso “no es viable. El planeta no puede sostener ese ritmo de consumo”. Ruibal considera esencial que la gente vuelva a conectar alimentación con agricultura, porque en las últimas décadas ha habido una profunda desconexión con la vida rural y la agricultura es esencial para la organización del territorio, concluye la representante de Amigos de la Tierra. Según datos de las FAO, casi 800 millones de personas sufren en la actualidad hambre crónica y además, más de 2.000 millones carecen de micronutrientes y 150 millones de niños menores de cinco años tienen retraso del crecimiento por la mala alimentación.

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