La actriz Judy Garland, famosa por su interpretación en el musical de 1939 El mago de Oz, pudo haber sufrido acoso sexual durante el rodaje de la película. Así lo ha confirmado Sid Luft (1915-2005), el tercer marido de Garland, en su libro biográfico Judy y Yo: Mi vida con Judy Garland, que será publicado el 1 de marzo.
En concreto Garland sufrió, según Luft, el acoso de los actores que interpretaban a los munchkins, los afables hombrecillos que guiaban a Dorothy hacia Ciudad Esmeralda.
Cientos de personas fueron contratadas por la Metro Goldwyn Mayer para interpretar a estos pequeños personajes. La responsable de la elección del equipo fue Singer's Midgets, una compañía de vodevil compuesta por enanos.
Leo Singer, responsable de la organización, fue contactado por la Metro para que le suministrase un amplio grupo de actores para la película. Singer, que supuestamente tenía una mala reputación por chantajear a sus trabajadores, les envió a 120 actores.
La cara oculta de Hollywood
"Creían que podrían salirse con la suya porque ella (Garland) era muy pequeña", escribe Luft en sus memorias póstumas. "Hicieron la vida imposible a Judy durante el rodaje poniéndole las manos debajo del vestido. Eran hombres de 40 o más años".
Garland, que por aquel entonces tenía 17 años, dijo en varias entrevistas que sus pequeños compañeros de rodaje eran unos borrachos y que después de sus juergas les tenían que recoger con redes para cazar mariposas. Nunca confirmó ningún tipo de acoso, algo que desmentiría su marido con este escrito.
Otro actor que confirmó la turbia historia oculta detrás de la compañía de enanos fue Bert Lahr (León Cobarde), quien en una entrevista a The Guardian dijo que muchos de los munchkins "se ganaban la vida en la mendicidad, el proxenetismo y la prostitución".
Mervyn LeRoy, productor la película, también declaró tras la filmación que estos intérpretes hacían orgías en el hotel, algo que se contradice bastante con la imagen cordial y amigable que se muestra de los seres durante la película. También hay declaraciones que sostienen que eran unos borrachos que saqueaban las habitaciones del hotel en el que se alojaban y se colgaban de las vigas, dando un espectáculo lamentable.
Los actores siempre negaron esta clase de rumores y defendieron que se habían ganado el sueldo con esfuerzo. Según una entrevista publicada en 2009 en The Independent, una de las enanas confirmó que a sus compañeros de rodaje les gustaba beber, pero que nunca se les fue de las manos.
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