Bioconstrucción, sostenible con el medio ambiente pero también con la salud de las personas

  • La bioconstrucción concibe la casa como un ecosistema dinámico, armónico y en equilibrio con sus habitantes, la naturaleza y el entorno.
  • Son edificios saludables por la elección de los materiales, de 'energía cero' y más económicos a largo plazo.
Terraza de una casa de superadobe.
Terraza de una casa de superadobe.
ELENA BUENAVISTA
Terraza de una casa de superadobe.

La bioconstrucción aún está dando sus primeros pasos en España. Por eso la crisis casi no ha afectado a este sector. De hecho, la bioconstrucción –que nació de modo científico en Alemania hace 40 años– está brindando desde hace años una nueva oportunidad al sector, sobre todo a los miles de arquitectos y aparejadores españoles a los que afectó la crisis. En 1976 se fundó el Instituto Alemán de Bioconstrucción (IBN), que apuntó nuevas soluciones ante las enfermedades que padecían las viviendas de la época, especialmente, por la contaminación química producida por los materiales sintéticos empleados.

Esta manera de hacer arquitectura concibe la casa como un ecosistema dinámico, armónico y en equilibrio con sus habitantes, la naturaleza y el entorno, algo que antiguamente y en otras culturas era el enfoque natural y lógico. La utilización de materiales de bioconstrucción garantizan la salud de las personas y el medioambiente. Lo sostiene la responsable del departamento de eficiencia de Kursaal Green, Marta Epelde. Defiende que la bioconstrucción no es "elegir unos cuantos materiales que nos suenen a ecológicos y que provengan de una fuente renovable", sino que hay que tener en cuenta "muchas" características, incluidas las técnicas, que garanticen la elección de "los mejores".

Apunta aspectos a valorar como el origen sostenible del material; que no utilice energías fósiles; que no sea tóxico y que permita ambientes saludables; que posibilite que el ambiente interior sea capaz de ayudar a regular la humedad; o que tenga un olor "agradable" sin molestar al inquilino. Para esta experta, la relación entre la construcción o la vivienda y la salud de las personas que van a habitarla es clara, dado que, al igual que en el ser humano, cuando falla un órgano, "la salud de todo el cuerpo se ve afectada", si dentro de un edificio hay un material que "no es sano", afecta a todo el edificio y a la salud de las personas que están dentro.

La bioconstrucción trae consigo una serie de importantes ventajas. Petra Jebens Zirkel, arquitecta alemana especializada en bioconstrucción y colaboradora del Máster de Bioconstrucción que imparte la Universidad de Lérida, las resume: primero, son edificios saludables por la elección de los materiales; en segundo lugar, son construcciones de 'energía cero', ya que gastan muy poco y suponen un gran ahorro energético; y tercero, a lo largo de los años resultan más económicos que los edificios convencionales, toda vez que no necesitan mucho mantenimiento.

Epelde resalta la existencia de factores de riesgo que se deben tener en cuenta en el momento de construir una vivienda. En concreto, tres, que la bioconstrucción estudia de "una manera más profunda", como los riesgos que supone los campos electromagnéticos, cómo nos afectan todo tipo de radiaciones, antenas de móviles o la electricidad; los tóxicos que genera, por ejemplo, una casa llena de muebles con cola de formaldehído; y los que crea la humedad y la condensación, como hongos o esporas de moho en las paredes.

Reconoce la responsable de Kursaal Green que los materiales de bioconstrucción son "más caros" pero aseguró que tienen "una calidad exquisita", "no hacen daño" al medio ambiente y "mejoran” la salud de las personas. Esta experta considera que, al final, la bioconstrucción "no deja de ser volver a los orígenes”. En realidad, la bioconstrucción “ha estado presente siempre. Las casas de nuestros abuelos se construían con las cosas que había a mano. Se trata, por tanto, de recuperar esos entornos donde nos sentíamos bien y, cada vez, más gente solicita un espacio sano de este tipo, que podemos hacer mejor que nuestros abuelos, al disponer de conocimientos nuevos y tecnología", explica.

Un necesario cambio de mentalidad

Sin embargo, como dice Jebens, “la arquitectura moderna ha olvidado estas pautas y construye edificios que parecen iguales en todas las zonas climáticas". Según ella, ahora, tras la crisis del inmobiliario, se trata de redefinir los actuales modelos, en tanto en cuanto durante todos estos años "se ha construido de cualquier manera y derrochando de forma increíble", lo que ha provocado que en lugares como el Norte de la Península, donde el clima es muy duro, se hayan levantado "casas de cartón" que tienen un gasto en calefacción de varios cientos de euros.

Miguel Martínez, del Instituto Español de Baubiologie (IEB) aboga por "un cambio de mentalidad”. Lo argumenta en que "pasamos el 80 o el 90% de nuestro tiempo" en los lugares donde "vivimos, trabajamos y vamos de ocio", algo que tiene "una importancia muy grande" en la salud de las personas. Por ello apuesta por ir más allá de la eficiencia energética y por contar también con apoyo público. “Si queremos empezar a construir" de cara a la salud de las personas y al medio ambiente, hace falta "un esfuerzo muy grande" de las instituciones y de los agentes que intervienen en la construcción, subraya.

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