«Como muy poco, y lo poco que como lo devuelvo». Es sólo un fragmento del diario de Cristina Trilla, una estudiante de Medicina que vivió el infierno de la anorexia y la bulimia.

En Hoy he decidido dejar de comer está su historia (Ed. Styria, 15 1), libro que presentó en Sevilla.

¿Cuándo dejó de comer?

Con 17 años. Nunca tuve sobrepeso, pero pensaba que estando más delgada tendría más amigos y me querrían más. Me puse a dieta con una endocrina y luego seguí sola y me enganche.

¿Qué hacía?

Tomaba pastillas, laxantes, vomitaba, iba de 5 a 6 horas al gimnasio, subía por las escaleras, bebía 7 litros de agua... Cualquier cosa la sumaba a la lista y me sentía segura.

El grado de salvajadas que haces no es importante. Me veía como un monstruo, no me gustaba. Estaba obsesionada.

¿El mercado lo pone fácil?

Cada vez hay más cosas para perder peso. Parece que la ligereza se lleva, pero padecer anorexia no tiene nada de romántico ni de glamuroso, se sufre mucho.

¿Su mensaje a las niñas?

Que son mucho más que una imagen y que cuenta lo que llevan dentro. Que se alimenta el interior.

¿Alguna conclusión?

Que para curarse hay que trabajar los problemas que hay debajo.

¿Qué ha aprendido?

Me conozco mejor, soy más humana, no me avergüenzo de lo que he pasado, he aprendido a creer en las segundas oportunidades y a tener ilusión y esperanza.

BIO

Nació en Lleida. Enfermó de anorexia a los 17. De los 21 a los 23 estuvo en un centro.

Está recuperada y quiere ser médico.