"La gente quiere que esté contento y no les hable más de desamor", lo canta Andrés Suárez, y sigue: "pero la gente no entiende de ti, no sabe de ti". Lo canta en su último trabajo (el sexto de su carrera), Mi pequeña historia, nada más empezar.

"Sí, es una declaración de intenciones", dice a 20minutos, el día antes de su gran concierto (21 h), el más grande que ha dado: en el BarclayCard Center.

"Podría ir de profesional y decirte que está todo controlado, pero llevo una semana sin dormir", nos cuenta este gallego (Valdoviño, 83) que durante 20 años peleó por hacerse un hueco, y hoy lo tiene y grande. Merecidamente grande.

"Canté mucho para menos diez personas en bares donde nadie te conocía y ahora pensar que vienen a verme de México o Chile, Barcelona o Madrid. Es un acojone brutal".

Y sin embargo él sabe que es bueno estar nervioso, "lo malo es que te supere". Pero eso no va a ocurrirle a este cantautor que, aunque puede ser inseguro en ocasiones como persona, está muy seguro de lo que canta.

En esta ocasión, Mi pequeña historia, ha cantado menos, mucho menos al desamor. "Ahora que en este disco hay menos desamor, más queja, canciones para mi tierra, vienen y me piden que les cante las que les dolían".

En cualquier caso el sello es el mismo: la autenticidad, la verdad, que, como en la buena poesía, no admite jamás mentira. "No he inventado una canción en mi vida, todo lo he vivido", nos asegura sin pudor alguno, y además exige respeto para los poetas: "Hay que diferenciar, por ser un cantautor uno no es un poeta".

Él, que ha tocado hasta en el metro, no ha dejado que lo traicione la ambición ni los malos consejos o los comerciales: "Prefiero los consejos de mi madre que los de muchos especialistas".

Fiel hasta el final, asegura que este 4 de noviembre tratará de agradar al público pero no se esclavizará por ello.

"Sólo puedo presumir de eso, de haber hecho siempre lo que me ha dado la gana. Y aunque ahora tenga una discográfica, yo sigo remando en la misma dirección".