La Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto al exjefe de la Policía Municipal de Madrid Emilio Monteagudo de un caso de acoso laboral del que le había acusado un subordinado en 2012, han confirmado fuentes jurídicas.

Así consta en una sentencia en la que los magistrados exoneran al exmando policial al considerar que no hay pruebas del supuesto acoso denunciado por el oficial. En el juicio no acusaba la Fiscalía de Madrid. Contra la resolución, cabe interponer un recurso ante el Tribunal Supremo.

Según las mismas fuentes, la sentencia incide en "la falta de concreción" de las acusaciones vertidas por el denunciando, llegando a destacar que se "rozó" la indefensión del propio Monteagudo.

En el juicio, Monteagudo negó haber vejado o humillado a su inferior, apuntando que tenían "una relación profesional sin más y normal". El exmando policial, que dimitió en septiembre de 2014 a raíz del caso Madrid Arena, afrontaba una petición de pena de tres años y medio de cárcel a instancias de la acusación particular, que representa a la víctima.

El denunciante sostenía que sufrió trato denigrante por parte del acusado y aseguró que los 18 expedientes disciplinarios que se le impusieron en aquella época se llevaron a cabo a instancias de Monteagudo.

El abogado del oficial solicitó en el juicio una pena de dos años y medio de cárcel por la supuesta comisión de un delito de lesiones, un año de cárcel por un delito contra la integridad moral y ocho años de inhabilitación por un delito de prevaricación administrativa.

Por su parte, el Ministerio Público consideraba que no procedía imponer pena alguna dado que no entiende que los hechos objeto del procedimiento sean constitutivos de delito.

En el informe fiscal se recogía que durante los años 2010 a 2012 Emilio Monteagudo ostentaba el cargo de Inspector Jefe de la Policía Municipal de Madrid y, por tanto, era un superior jerárquico de la parte denunciante quien, dentro del mismo cuerpo, ostentaba la categoría de Oficial.

Según el criterio del fiscal, no consta debidamente acreditado, tal y como sostiene la acusación particular, que Monteagudo, prevaliéndose de su relación de superioridad, hubiera llevado a cabo de forma reiterada durante ese tiempo actos hostiles o humillantes que supusieran un grave acoso contra la parte denunciante.