El libro Verano Azul. Unas vacaciones en el corazón de la Transición, escrito por Mercedes Cebrián, hace un repaso a la mítica serie de TVE buscando los paralelismos entre aquellos diecinueve episodios y el proceso de apertura que vivía el país después de la dictadura.

¿Qué vamos a encontrar en Verano Azul. Unas vacaciones en el corazón de la transición?

Un repaso a la vida cotidiana de los ochenta en España, visto por alguien que fue niña en la época y siempre a través de la popular serie.

El 'Principito' o 'Momo' son cuentos infantiles con doble lectura, para adultos y niños. ¿Pasa lo mismo con Verano Azul?

Sí. Me parece que Verano Azul también era para adultos. Además no olvidemos que en el momento en que se emitió por primera vez había mucha costumbre (por no decir "cultura") de ver la televisión los días festivos en familia después de comer. La serie se benefició de esa costumbre.

¿Qué paralelismos hay en la serie con la transición?

En la transición por fin se rompen tímidamente las esferas separadas entre niños y niñas: aparecen muchas "pandillas" mixtas en forma de grupos musicales infantiles (como Parchís), y los niños y preadolescentes se representan en el cine y la cultura popular como más independientes y con una voz propia. Verano Azul es un excelente ejemplo de ello. También el fin del excesivo autoritarismo y el principio del consenso aparecen en la serie en muchos momentos en los que la pandilla ha de ponerse de acuerdo, tomar decisiones etc. Hay una idea de fondo en la serie que vendría a decir: "evitemos las rencillas y conflictos y dialoguemos para solucionarlos". También el cambio de papel de las mujeres aparece en la serie, especialmente a través del personaje de Julia, que es viuda pero no una viuda como las que estábamos acostumbrados a ver hasta ese momento. Parecería más bien una mujer moderna, una soltera de hoy.

¿Cuáles son los personajes más significativos en ese sentido?

Julia y chanquete son los que mandan más "mensajes" pedagógicos sobre cómo debería ser la sociedad española de la democracia.

¿Qué pasajes de la serie son más metafóricos?

Desde luego, la parte en que todos se unen a Chanquete para evitar que lo echen de su barco anclado en tierra debido a la especulación inmobiliaria. Es hasta premonitorio... Y después, todas las escenas de despertares sexuales (como el episodio en que a Bea le viene la regla), que hablan de la necesidad de dejar atrás una época para entrar en otra nueva.

¿Qué quedaba en Verano Azul del franquismo?

Quedan unos padres rancios que no saben dialogar, sino solamente imponer autoridad (como el padre de Javi), y también se deja ver el miedo a cualquier tipo de cambio, a salirse de las actitudes "de toda la vida".

El "no nos moverán" del barco de Chanquete contra la especulación era un poco 15-M...

Claramente. Usaba una canción de Joan Baez pero traducida al español. La paradoja, o quizá no lo sea tanto, es que Nerja no se convirtió en un pueblo lleno de rascacielos tipo Benidorm. Eso me contó el Tito ya adulto en la ruta que hice por Nerja.

¿Se ha quedado vieja la serie hoy en día?

Más bien a nivel estético, con secuencias muy largas que los telespectadores contemporáneos no aguantarían. Lo que se ha quedado viejo es la sociedad que representan los personajes.

Ya no la reponen...

Entiendo que, al estar en la web de RTVE y poder verse allí, no hay que volver a reponerla por decimoquinta vez...

¿Recuerda la primera vez que vio usted la serie?

Sí, de hecho esa es la escena que abre el libro. Fue en octubre de 1981, no en verano. Me enamoré al minuto de la pandilla y de Julia y Chanquete.

¿Cómo vivió la muerte de Chanquete? ¿Qué simboliza esa muerte?

Para mí lo más doloroso fue ver cómo se acababa el veraneo de esos niños y cómo volvían a su rutina escolar. Eso fue lo que más melancólica me puso. Chanquete parecía ser alguien que no tenía cabida tampoco en la España democrática pero muy consumista y conformista al mismo tiempo... Creo que por eso no podía seguir vivo.