Según la sentencia, consultada por Europa Press, el paciente, de 46 años, acudió en tres ocasiones durante los meses de enero y febrero de 2014 al médico de cabecera por presentar molestias en el ojo derecho, legañas, aumento de secreciones en el ojo y obstrucción nasal.
Ante la ausencia de mejoría, pese al tratamiento de antibiótico, el médico del ambulatorio de Reus le derivó al servicio de oftalmología del Hospital Sant Joan de Reus, que le practicó un TAC orbitario que informaba de una "lesión expansiva en cara interna de la órbita derecha más sugestiva de linfoma que de pseudotumor inflamatorio".
Debido a la existencia de dos diagnósticos distintos con tratamientos diferentes, se realizó una biopsia "que fue interpretada erróneamente" como pseudotumor inflamatorio, pautando al paciente corticoides y colirio, diagnóstico que se mantuvo durante los meses siguientes, pese a que el paciente sufría disnea, pérdida de peso, dificultad para deambular, sudoración profunda y dificultad para caminar.
Sin embargo, el paciente presentaba un tumor maligno que, ante la falta de diagnóstico y tratamiento, iba creciendo.
En diciembre de 2014, 11 meses más tarde del inicio de la clínica ocular y diez después de las pruebas objetivas radiológicas, acudió a Urgencias del hospital con un "cuadro febril, diaforesis, adenopatías laterocervicales, disnea de tres semanas de evolución, anorexia con importante pérdida de peso, dificultad para deambular con una sudoración profunda iniciada hacía dos o tres meses".
Al final, se procedió a su ingreso bajo la sospecha de un síndrome linfoproliferativo, y falleció a los pocos días de su ingreso.
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