«Al principio, a mi novia y a mí nos daba miedo irnos a vivir juntos tan pronto, pero fue la única manera de poder marcharnos de casa», asegura Joaquín, un joven informático que acaba de comprarse una casa. Como él, miles de jóvenes tienen que depender de su situación sentimental para animarse a la compra de una vivienda.

A pesar de los cambios sufridos por la sociedad española en las últimas décadas,  la compra de una casa sigue todavía relacionada con la pareja. Aunque ya no por motivos morales, sino casi exclusivamente económicos. Varios estudios sitúan el esfuerzo de un joven para comprar casa en la inversión de 13 veces su salario bruto anual.

Mejor entre dos

El desembolso necesario para la vivienda se lleva mejor en pareja. Eso es lo que hacen nueve de cada diez jóvenes menores de 35 años, que se casan (seis de cada diez) o se van con su novio/a (tres), mientras que sólo el 10% forma un hogar unipersonal, según datos del Consejo Económico y Social.

El 66% de los jóvenes que se han emancipado creen que sus ingresos propios son insuficientes para vivir de manera independiente.

También para alquilar

El arrendamiento de una vivienda tampoco supone una alternativa asequible para aquellos jóvenes que quieren emanciparse e irse a vivir solos. Los precios de los alquileres, con el metro cuadrado a 11,9 euros mensuales, según los últimos datos de Idealista.com, no les ayudan en el empeño. Por eso no sorprende que la mayoría de los jóvenes sigan prefieriendo quedarse en casa mientras ahorran el dinero suficiente para la entrada de un piso.