La Síndica de Greuges de Barcelona ha explicado que se está llevando a cabo la substitución del suministro oficial de bombonas de gas butano, por un suministro alternativo que se distribuye mediante camiones de distribución que alertan de su presencia en la calle golpeando las bombonas con un hierro.

Este sistema de venta se exime al usuario de una póliza de suministro y les permite no tener que estar en el domicilio pendiente de la llegada de gas.

Según la Síndica esta práctica ilegal presenta muchos inconvenientes entre los que destaca: la falta de control sobre quienes consumen el gas butano; las inexistentes revisiones en el domicilio; las conductas abusivas que exigen un precio arbitrario y abusivo; la falta de amparo público de aquellas personas que sufren estos abusos y que se encuentran en situación de vulnerabilidad; molestias en las comunidades de vecinos por las llamadas de los vendedores, además del ruido que generan los golpes en las bombonas y la falta de control de las condiciones de trabajo de los repartidores.

En la resolución, la defensora dice que esta práctica provoca reiterados episodios de contaminación acústica por los golpes que los vendedores dan a las bombonas para alertar de su presencia.

Además explica que puede poner en riesgo la seguridad de las instalaciones que los usuarios tienen en su casa y causa indefensión en los derechos de los consumidores de gas butano, especialmente de los que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Vilà recomienda al Ayuntamiento que investigue los hechos y erradique las malas prácticas, si hace falta, llegando a acordar con las empresas distribuidoras las actuaciones a emprender y regulando algún que otro sistema de distribución inmediato, pero con las debidas garantías para los clientes y la ciudadanía

La distribución mayoritaria del gas butano con envases metálicos que permiten una carga de 12,5 kilogramos, se hace puerta a puerta, aunque los clientes también pueden desplazarse hasta el punto de venta.

En ocasiones, en las grandes ciudades, los consumidores de gas butano son colectivos de economías modestas que no pueden afrontar el gasto económico que supone la adaptación de la cocina a gas natural o disponer de calefacción eléctrica o de gas natural.