A lo largo de estos días del mes de mayo, los patios cordobeses se abren al público con motivo del Concurso Municipal, aunque algunos de ellos pueden visitarse durante todo el año. La convivencia y la hospitalidad heredadas de un crisol de culturas se muestran especialmente estos días, así como la creatividad y la sensibilidad de los propietarios de los patios queda al descubierto para disfrute de los visitantes. En la edición de este año del concurso serán 47 los patios participantes.

La ciudad y todas las localidades de la provincia abren sus puertas con generosidad para demostrar el esfuerzo en mantener la tradición y para hacer partícipe a todo el mundo de la belleza de estos espacios y compartir el espectáculo de aromas y colores que ellos guardan, junto con el disfrute de la convivencia y de los espectáculos que se ofrecen.

Como tradición única en el mundo, son muchos y variados recintos los que participan en el certamen, por lo que se podría distinguir entre una primera modalidad compuesta por palacios señoriales, conventos o antiguos hospitales, y la segunda referida a los patios populares. Estos últimos se encuentran situados en casas particulares, la mayor parte de ellas habitadas por varias familias, que los cuidan a lo largo del año.

Es difícil encontrar dos patios iguales, pues todos ellos tienen las paredes encaladas, los jazmines, las madreselvas y las macetas –en muchos casos simples latas– de geranios, alhelíes, claveles, buganvillas o rosas. Visitarlos durante el día, o aún mejor al anochecer, llenará la pituitaria del aroma del jazmín o el azahar.

Los patios, declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2012 por la Unesco, constituyen la principal fiesta del Mayo Festivo en Córdoba. La imagen del patio cordobés es herencia de la casa islámica que se caracterizaba por la construcción de fachadas orientadas hacia su interior. El aspecto exterior carecía de relevancia pues se constituía con un simple muro ciego. Tras la conquista cristiana de la ciudad esta estructura arquitectónica se mantuvo y aún perdura en las actuales viviendas.

Además de presentar una fachada, los patios se distinguen por engalanarse con una multitud de flores plantadas en arriates y macetas, que se cuelgan en las paredes o se colocan sobre el típico pavimento de chino cordobés. Junto a ellas, los pozos o las fuentes embellecen el recinto, conformándose una hermosa imagen en la que se fusionan agua, luz y vegetación, un claro reflejo del pasado árabe de la ciudad.

Para culminar la ornamentación, los propietarios suelen incluir también muebles antiguos, enseres de cocina de hierro, fustes, capiteles u otros restos arqueológicos. Cada espacio presenta una distribución singular, fruto de una evolución histórica distinta.

Los patios populares, frente a los señoriales y los monumentales, son los que han participado en el concurso municipal desde su inicio en el año 1921 hasta la actualidad. Se distinguen a su vez dos clases que se corresponden con las modalidades del certamen: patios de arquitectura antigua y patios de arquitectura moderna o renovada.

Los primeros son aquellos que han sido construidos hasta la década de los 60 del pasado siglo y que conservan sus principales características estructurales. En cambio, los de arquitectura moderna son aquellos que pertenecen a una nueva vivienda edificada tras la demolición de una anterior o que han sufrido tal nivel de intervención que han perdido varios de sus elementos más significativos.

En la edición de este año del concurso serán un total de 47 los patios participantes, mientras que otros ocho más serán visitables, pero estarán fuera del certamen. En arquitectura antigua los admitidos son 25 recintos, mientras que en arquitectura moderna hay 22 espacios. En ambos casos hay cinco modalidades en cuanto a los tamaños.

Entre los que se encuentran fuera de concurso (22 en total) están el Zoco Municipal, el patio de la Subdelegación de Defensa, el del Museo de Bellas Artes y Rey Heredia, entre otros. Los premios en esta edición, que se celebrará del 2 al 15 de mayo, rondan entre los 1.000 y los 3.000 euros. Además, cada recinto que entre en el concurso recibirá un accésit que estará entre los 2.200 y los 3.000 euros en función de su tamaño.