A juicio por matar a martillazos a una compañera de trabajo por una deuda de 500 euros

  • Constancio M.H., será juzgado desde este lunes en la Audiencia de Madrid.
  • Asesinó presuntamente a una compañera de trabajo a quién propinó 30 martillazos.

La Audiencia Provincial de Madrid juzgará a partir de este lunes al trabajador de la limpieza que en junio de 2014 presuntamente mató a martillazos a una compañera, cuyo cadaver dejó ocultó dentro de un cuarto de limpieza de un bloque de viviendas en el termino municipal de Pinto.

Constancio M. H. será juzgado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. El Ministerio Público solicita para él una pena de veinticinco años de prisión.

Según el fiscal, el día 3 de junio de 2014, sobre las 5:50 horas, el acusado, compañero de trabajo de la fallecida en una empresa de limpieza, la recogió en su domicilio, como hacía habitualmente, para dirigirse juntos en el vehículo de la empresa a desempeñar sus labores profesionales.

Durante el trayecto, la mujer preguntó a Constancio sobre una deuda que tenía contraída con ella. Tres meses antes de los hechos, ésta le había prestado 500 euros para unos gastos personales. Ante la insistencia de la mujer, el acusado respondió que aún no tenía el dinero.

Después de trabajar juntos en varios portales de Pinto, sobre las 08:15 horas, Constancio trasladó a su compañera a otra zona de la localidad, y cada uno de ellos continuó sus labores en sus portales asignados, ya por separado. Sobre las 12:00 horas, el acusado se montó en el vehículo de la empresa y se dirigió a uno de los portales donde sabía que tenía que trabajar su compañera. Aparcó el coche, cogió la mochila en la que guardaba un martillo y la estuvo esperando en la calle, en las inmediaciones de dicho portal.

El acusado golpeó a la mujer con una fuerza tal que consiguió tirarle al suelo donde continuó golpeándole con el martillo, con clara intención de acabar con la vida, propinándole un total de 30 martillazos aproximadamente, recibiendo la víctima más de veinte contusiones en la cabeza y el resto en el cuerpo.

Con tales golpes, múltiples y reiterados, el acusado aumentó de manera deliberada y consciente el dolor de la víctima por las continuas heridas que le iba causando, sabiendo, además, que no podía recabar ayuda por encontrarse en un cuarto cerrado con una única puerta y siendo consciente de su próxima muerte, lo que, unido al dolor físico, le provocó una prolongada agonía antes de su fallecimiento.

Tras finalizar la agresión, el acusado cerró la puerta dejando a la víctima tendida en el cuarto sin que nadie pudiera percatarse desde fuera de su presencia, abandonó el lugar de los hechos y se dirigió al cuarto de la limpieza de otra comunidad de vecinos, cuyas llaves tenía por motivos laborales, donde se lavó las manos para, a continuación, seguir con su trabajo y, al finalizarlo, acudir a su domicilio, limpiar las zapatillas que llevaba y tirar en un contendor la bolsa de trabajo, la ropa y el martillo.

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