Al Bosco le salen los colores 500 años después de la muerte

  • La gran exposición en la ciudad holandesa de 's-Hertogenbosch (en castellano, Bolduqe), donde vivió y trabajó el maestro, presenta 12 piezas restauradas.
  • La nueva visión es hasta chocante: los cuadros abigarrados de visiones infernales tienen una luminosidad nunca experimentada en la edad moderna.
  • En plena polémica sobre la atribución de algunas obras del misterioso pintor, uno de los grandes de todos los tiempos, el Prado organiza otra exposición en mayo.
  • Página interactiva sobre los trípticos 'venecianos' del Bosco restaurados.
'La nave de los locos', del Bosco. Antes (izquierda) y después de la restauración
'La nave de los locos', del Bosco. Antes (izquierda) y después de la restauración
Paris, Musée du Louvre, Département des Peintures ©RMN-Grand Palais (musée du Louvre), Parijs/Franck Rau - Photo Rik Klein Gotink and image processing Robert G. Erdmann for the Bosch Research and Conservation Project
'La nave de los locos', del Bosco. Antes (izquierda) y después de la restauración

Fue el pintor medieval de estilo más asombroso, uno de los más enigmáticos y quizá el único de su época —nació en torno a 1450 y murió en 1516, hace ahora 500 años— que sigue atrayendo multitudes y despertando una curiosidad que se balancea entre lo morboso de los temas (sufrimiento, pecado, vicio, redención, podredumbre...) y el pasmo por la perfecta ejecución y el imaginario, que parece ajeno a su tiempo y resulta único en la historia del arte. El quinto centenario del fallecimient0 de Jheronimus Bosch, llamado Jeroen van Aeken o Van Aken y conocido como El Bosco o Hieronymus Bosch, ha conseguido que al maestro, por usar una expresión que bordea el tópico, se le suban los colores.

El pueblo medieval del Brabante septentrional holandés de  's-Hertogenbosch, que en español recibe el nombre de Bolduque —unos 145.000 habitantes y un nombre de cuya forma holandesa se derivó la firma artística del pintor—, es en estos momentos el centro sobre el que gira la celebración de los quinientos años de la muerte del pintor, de quien ni siquiera está claro qué lo llevó a la tumba, aunque hay constancia en la época de una plaga de una infección, quizá la peste. El pequeño museo de la villa, el Noordbrabants Museum, acoge el punto culminante del quinto centenario.

Cargado programa de eventos

La exposición Jheronimus Bosch: Visiones de un genio, que permanacerá en cartel hasta el 8 de mayo, es el vértice de un cargado programa de eventos de carácter institucional y financiación pública de la administración holandesa para hacer suyo el legado del principal artista del tránsito entre los siglos XV y XVI. Entre los actos hay desde recorridos turísticos temáticos sobre el paisaje vital del Bosco, montajes de danza y teatro y tours por la catedral gótica de San Juan, poblada por un bestiario relacionado con los seres humanoides, fantásticos e infernales que el pintor usó en sus obras.

La exposición pone a la vista el mayor conjunto reunido hasta ahora en un solo espacio de las pocas obras del Bosco que han llegado a nuestros días. Además de una veintena de pinturas y 19 dibujos atribuidos al gran maestro —entre ellos cuatro trípticos y otras tantas tablas con obras en ambas caras—, se muestran otros siete paneles que salieron del prestigioso taller del artista en Bolduque y 70 obras más de los siglos XV y XVI que sirven para colocar en contexto la producción espléndida del creador holandés.

La sorpresa de los trípticos venecianos

Es la primera vez que se presentan al público la docena de pinturas especialmente restauradas para el año del Bosco, entre ellas los tres trípticos venecianos que pertenecieron originalmente a la colección del cardenal Domenico Grimani (1461–1523) y que han sido cedidos por museos de la ciudad italiana. El Bosch Research and Conservation Project, un colectivo internacional de expertos montado para preparar la exposición, catalogar y reparar las obras en mal estado, muestra en una página web interactiva las imágenes en alta resolución de las obras, recorrerlas con detalle, hacer zoom, ver imágenes espectrográficas y compararlas antes y después de la restauración.

Al igual que sucede con las demás piezas restauradas, la primera impresión para el espectador es casi chocante: los paneles del Bosco parecen estar alumbrados por una nueva luz y la intensidad tonal de los colores ha aumentado de una manera notable. Es la primera vez que los cuadros del Bosco, a quien se tenía por un creador cercano al tenebrismo, pueden contemplarse con los tonos originales y correspondientes a su época, cuando las escenas, sobre todo las religiosas, pretendían transmitir claramente la carga emotiva de cada matiz cromático.

La madera no 'respiraba'

Los expertos consideran que las obras intervenidas requerían una "necesidad urgente de restauración". Los trípticos de Venecia, por ejemplo, habían sido reforzados en la parte trasera en el siglo  XIX con una rejilla de travesaños para estabilizar los paneles, pero las adiciones obstaculizaron los movimientos naturales de la madera y le impedían respirar. En una operación delicada, los trípticos fueron separados de los refuerzos antes de ser restaurados artísticamente.

Las decenas de préstamos de Jheronimus Bosch: Visiones de un genio proceden de algunos de los más importantes museos de todo el mundo. El Prado cedió uno de los trípticos más notables del Bosco, El carro de heno, una obra maestra dedicada al pecado que nunca había salido de España en 450 años, es decir, desde que fue comprado por el rey Felipe II en 1570. Del Louvre llega La nave de los locos y también hay aportaciones del MET y otras pinacotecas de Europa y los EE UU.

El Prado se prepara

Nunca antes se habían reunido tantas obras del maestro de la pesadilla, aunque la cualidad será discutida pronto por la muestra El Bosco. La exposición del Centenario, el Prado programa entre el 31 de mayo y el 11 de septiembre. La pinacoteca madrileña, hogar de alguna de las piezas más notables del pintor, entre las que destaca El Jardín de las Delicias, exhibirá también Las tentaciones de San Antonio, que nunca ha salido de Portugal.

La muestra de la pinacoteca española tendrá un regusto a venganza por la batalla que el museo mantiene con el comité de expertos. El Prado no perdona que discutan la autoría de la Mesa de los Pecados Capitales y se arrepiente de las facilidades que dio a los expertos de los Países Bajos para analizar la delicada obra del museo madrileño, que también quiere sacar provecho del quinto centenario.

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