María del Valle Martín y Francisco José Carrasco son un matrimonio ceutí que hace unos meses vivió la experiencia más dura que el ser humano puede sufrir, al ver cómo sus gemelos recién nacidos morían, en una mesa de hospital, "de frío e inanición", según el abogado que defiende el caso ante los tribunales.

La madre ingresó en el hospital del Ingesa de Ceuta embarazada de cinco meses, con un fuerte dolor en el vientre. Tras realizarle una ecografía, el ginecólogo que la atendió estableció que los fetos se encontraban "en buen estado" y tras colocarle un goteo comenzó la espera.

Media hora después, María del Valle comenzó a sufrir contracciones a las que siguieron un parto "completamente normal", según los padres que añaden que los pequeños nacieron llorando.

Sin embargo, tras un examen de un médico generalista y un matrón, "ya que no había pediatras", apunta Francisco José, el dictamen fue que los niños no eran viables, que por lo tanto no sobrevivirían más de 10 minutos y que en caso de hacerlo sufrirían secuelas irreversibles.

No les consultaron 

Nadie consultó a los padres sobre el futuro de esos niños y se tomó la decisión de no incubarlos. Pero las predicciones de los médicos no se cumplieron y las horas pasaban sin que los niños dejaran de respirar, horas en las que los abuelos jugaron con ellos y comprobaron que "los bebés eran capaces incluso de tomarles el dedito", señala el padre de las criaturas.

Como las horas pasaban y los niños continuaban con vida, desnudos y sin comida sobre una mesa del hospital, uno de sus abuelos los cubrió con una sábana pero una enfermera se la retiró inmediatamente alegando que con esa medida tan sólo lograría alargar el sufrimiento de los pequeños.

La muerte se los llevó 13 horas después del parto, en el caso del niño, y 20 horas en el caso de la niña. Todo este tiempo que los bebés permanecieron con vida, "sin ninguna atención médica", señala María del Valle, hace pensar a los padres que algún tipo de intervención o incluso una evacuación a tiempo a otro clínico hubiera podido salvar la vida de los recién nacidos.

"Lo que más nos duele es que no intentaron nada, sentimos que los dejaron morir", se lamenta la madre de los pequeños.

Pero ahí no termina el sufrimiento de esta familia ya que después de la dificultad para que el Ingesa proporcionara los informes de los niños y de que el hospital se ofreciera hacerse cargo de los cadáveres, cuando el matrimonio acudió al cementerio a visitar a sus pequeños, comprobaron que habían sido sepultados como "indigentes, sin nombres ni apellidos", algo que ha incrementado el dolor de los padres.

La familia puso el caso en manos de un abogado ya que consideran que se ha cometido una "grave negligencia médica", sin embargo, desde el 29 de marzo, fecha en la que se interpuso la querella criminal, hasta el día de hoy, todavía no ha sido proveída por el juzgado número cuatro de Ceuta, cuyo titular es el juez Xavier Romero Ximénez.

El abogado de los padres se está planteando solicitar amparo al órgano jurisdiccional competente por "unas dilaciones indebidas e injustificadas que están produciendo graves perjuicios a mis representados como es el caso de una de las solicitudes que era la exhumación de los cadáveres para una segunda autopsia. El tiempo transcurrido desde que interpusimos la querella hace que esta demanda no tenga sentido por el estado de descomposición de los cuerpos".

El tiempo pasa y esta familia espera que se haga justicia con la muerte de sus pequeños, algo por lo que se muestran dispuestos "a llegar hasta el final".

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