Josu Santiago es biólogo y coordinador del Área de Gestión de atunes en AZTI, centro de investigación. Especializado en biología y dinámicas de la población de los túnidos, lleva trabajando en AZTI desde 1995.

La empresa, con un equipo de 230 personas, está llevando a cabo varios proyectos y tiene dos áreas de actividad: la investigación alimentaria y la investigación marina.

Santiago trabaja dentro de este área, concretamente en el área de investigación de los recursos de atunes del mundo. Se encarga de realizar estudios para conocer mejor estas poblaciones de recursos atuneros tan importantes para la economía.

La principal función de AZTI es asesorar científicamente a los gestores para que tomen las medidas oportunas a la hora de conservar los recursos.

¿Qué proyectos tienen en marcha ahora?

Además de los proyectos del área atunera, tenemos otros sobre grupos de peces como los demersales, los pelágicos y áreas que tienen que ver con el medio ambiente marino y las tecnologías marinas. En el caso de túnidos tenemos un abanico de proyectos que tienen que ver con mejorar la gestión. Los gestores deciden bajo qué medidas pueden realizar la pesca los diferentes países. Basan sus decisiones en recomendaciones científicas. Nosotros estamos contribuyendo a definir esos consejos científicos.

¿Qué tienen en cuenta las medidas de gestión para conservar los recursos?

Analizamos la evolución de las poblaciones durante décadas, cómo van cambiando los reproductores de esas poblaciones y cómo esa evolución se ve afectada por la pesca y elementos como el medio ambiente. Somos capaces de evaluar qué nivel de pesca puede permitir una situación de sostenibilidad y a la vez de poder explotar y maximizar esa explotación sostenible del recurso.

¿Cómo estudian el funcionamiento de los ecosistemas marinos?

Tenemos que estudiar todos los componentes en los que entra el medio: la parte biótica (seres vivos y todo lo relacionado con ellos) y la abiótica (componentes del medio donde no es posible la vida). Dentro de los animales del sistema incluimos al hombre. Requerimos información de todos ellos, lo cual es menos complejo en ecosistemas de una dimensión limitada. En el caso de los grandes depredadores estamos hablando de unas dimensiones ingentes, por lo que el estudio es más complicado.

Además del aumento del nivel del mar, ¿qué otras consecuencias del cambio climático podemos ver en el océano?

Se está observando una mayor acidificación. La presencia de más CO2 en el ambiente provoca una disminución del pH del océano. También el incremento de la temperatura da lugar a cambios en la distribución y movimiento de algunas especies. Al final el entorno cambia y las especies tratan de adaptarse a esos cambios.

¿Cómo afecta la acidificación a las especies marinas?

Un pH más ácido altera los umbrales permisibles para las especies, cambian los hábitats. El hábitat óptimo de cada especie se ve desplazado en algunos casos, se reduce y en otros casos se expande, por lo que se pueden dar procesos de especies invasivas. Por ejemplo, en los últimos años hemos visto casos de bonito del norte o de atún blanco capturando en latitudes cada vez más altas y por el contrario entran cada vez menos en zonas costeras como el Golfo de Vizcaya. Otro ejemplo es la aparición de atún rojo en zonas al norte de Noruega, donde no se había visto desde hace décadas.

¿Se les puede poner remedio?

No hay remedio. No vamos a poder cambiar lo que viene. Se puede tratar de minimizar el impacto que está generando la actividad humana sobre el clima. La consecuencia de todas las actuaciones en las décadas pasadas lo vamos a seguir observando y el único remedio que tenemos es adaptarnos a esa nueva situación.

¿Qué puede llegar a suceder en un futuro si no tomamos medidas al respecto?

Si no se adoptan las medidas adecuadas, todo esto se va a exacerbar. Lo que ahora son indicios serán cambios más drásticos y las consecuencias serán mayores en la actividad humana. Un ejemplo es que los hábitats de algunas especies se reduzcan tanto que hagan peligrar su existencia futura.

¿Hay especies de peces están en peligro por la explotación pesquera?

La pesca produce impacto, pero con un seguimiento se pueden retomar y reconducir situaciones negativas. Hoy por hoy no hay ningún ejemplo en el ámbito pesquero que llegue a tal extremo. Las especies con la que estamos más familiarizadas no tienen ningún peligro.

¿Estamos dando al océano “de sí” con pesca?

Hay poco margen para aumentar la pesca que se realiza. Se ha llegado a un límite que difícilmente se van a poder incrementar las cuotas. La tarea de ahora es ajustar los niveles de pesca. A día de hoy las decisiones están muy alineadas con el consejo científico de gestión. Los gestores harán más caso a la ciencia. Se toman en serio el control de las actividades. Si se sigue trabajando en esa dirección iremos en el buen camino.

¿Podría vivir el ser humano sin los recursos del océano?

Difícilmente. No veo un mundo sin el mar, sin el océano. No lo veo viable. Estamos llegando al límite de la capacidad de producción del océano, pero una acuicultura sostenible proveerá de recursos alimentarios. Como complemento a los recursos del océano continuará abasteciendo a la humanidad los próximos años unida a la producción terrestre.