¿Son pocas o muchas? Pues no se sabe, porque el Departament de Salut no concretó qué porcentaje de esos interesados han comenzado un tratamiento de deshabituación. En todo caso, la conselleria que dirige Marina Geli planea ayudar a dejar el vicio a unos mil catalanes cada año.

Fumar tras levantarse

De estos 234 usuarios, un 51% son hombres y el resto (49%) son mujeres. La edad media es de 45 años.

La mayoría de los que han descolgado el teléfono fuman bastante y tienen una alta adicción: siete de cada diez consume al menos 15 cigarrillos diarios.

Y de este colectivo, un 62,3% no espera ni media hora antes de encenderse el primer pitillo después de levantarse.

El historial de los fumadores que usan el servicio va en línea con las expectativas: están motivados y no es la primera vez que lo intentan dejar. De hecho, este teléfono es la primera opción para abandonar el hábito en el 14% de las llamadas. En el otro lado, un 28,8% ha tratado de dejar el humo más de tres veces.

Seguir el tratamiento

Después de la primera llamada, es la enfermera especializada la que llama entre cuatro y seis veces al interesado para seguir la evolución del tratamiento. Unas preguntas ayudan a evaluar la motivación para dejarlo.

En los casos en los que se hace necesaria la prescripción de medicamentos, por ejemplo, unos parches, los especialistas estudian la opción de derivar al paciente a un ambulatorio o una unidad de deshabituación.

Un plan individualizado

El teléfono informa de los perjuicios del humo, pero, lo que es más importante, ayuda a dejarlo. Ya al final de la primera llamada se ofrece un programa a la carta e individualizado.

También se mantiene un contacto activo, adaptado a las peculiaridades de cada usuario. Esta modalidad para dejar el tabaco en Catalunya es pionera en España. Varios estudios han probado su efectividad, ya que los resultados son positivos en aquellos pacientes más motivados.