Unas 100 parejas se reunieron en una sencilla sala de eventos en el Hotel Babilonia del centro de Bagdad para su gran día, implementado por el Gobierno iraquí en medio de una estricta seguridad.
Las novias hicieron fila para recibir velos blancos con la imagen impresa de un mapa de Irak. Los novios recibieron un sobre que contenía un millón de dinares (800 dólares) de parte del Ministerio de Juventud y Deportes. No muchas personas sonrieron.
Una boda en paz
"Al menos mi novia y yo pudimos disfrutar algo de paz en éste bien protegido hotel", dijo Sami Waleed, sentado con otras parejas mientas los músicos deambulaban entre filas de mesas sencillamente decoradas.
Los matrimonios solían celebrarse en las calles, deteniendo el tráfico o conduciendo a través de la capital con bocinazos para anunciar la unión.
Tales demostraciones de alegría se han vuelto raras, especialmente cuando militantes como los de Al Qaeda tienen como blanco a grupos numerosos de personas.
Boda comunitaria, boda segura
Un cochebomba detonó el jueves en las afueras de un restaurante donde se celebraba una fiesta nupcial en un vecindario chiíta del sur de Bagdad, dejando 17 muertos, incluyendo mujeres y niños.
"Estamos cansados de la sangre", declaró Ali Shia, antes de servirse una porción de torta de bodas decorada con la leyenda "Boda organizada por el Ministerio de Juventud y Deportes, 7 de julio del 2007".
"Me he unido a ésta boda con mi esposa para romper el poder del terrorismo que consiste en extender el dolor entre mi gente", agregó Shia.
Pocos invitados, regalos, mucha seguridad
El ministro de Juventud y Deportes Jasem Mohammed Jaafar dijo que el evento buscaba demostrar que la vida continúa pese a la violencia.
"Irak está sufriendo bajo el terrorismo y una boda colectiva es un paso para ayudar a imponer la paz y estabilidad", explicó Jaafar.
La sala de eventos estaba adornada con pancartas y globos para crear una atmósfera de fiesta y algunas personas bailaron con la música.
Pero la alegría del inminente matrimonio era difícil del apreciar, junto con la mayoría de los adornos de una boda tradicional.
En el lugar se observaba una escasa cantidad de regalos, muchos invitados no pudieron entrar por el espacio limitado de la sala, y uno de los ramos de flores fue entregado directamente en las manos del ministro por una de las pocas mujeres que usaba un tradicional vestido de bodas.
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